Las mujeres y sus incansables luchas

Chimbote en Línea (Por: Katty Huanuco) Tristeza, indignación y al mismo tiempo una gran fuerza de continuar luchando en contra  de todo tipo de violencia hacia las mujeres, ha desatado –en mí-  la reciente Campaña de la ONU Mujeres: “#womanshould”.  Una idea creativa que utiliza las búsquedas de Google  para ilustrar la prevalencia del sexismo y la discriminación contra las mujeres.

Y es que basta colocar en las búsquedas “las mujeres deberían” para que  Google exponga esos sentimientos negativos que van desde estereotipos (‘deberían venir con manual de instrucciones’) hasta la negación absoluta de los derechos de las mujeres (deberían ser esclavas’). 

¿Acaso este asunto debería verse como algo normal? Posiblemente sea más práctico remontarme a esos espacios entre amigas(os) y/o familiares donde abiertamente lanzamos ‘chistes’ a favor o en contra del género ¿qué hago yo? ¿Y tú, qué haces? ¿Cuántas de nosotras(os) lo hemos visto como algo ‘gracioso’? ¿Fuimos capaces de decir ‘basta’? 

Tal vez nunca hayamos podido decir alguna palabra o si lo hicimos nos vimos como ‘aguafiestas’. Entonces, quizá terminamos diciéndonos a nosotras mismas(os): “sí, era sólo un ‘chiste’. No era para tanto”.  Y ya, de vuelta a la página. Lo seguimos permitiendo una y mil veces más, convirtiéndonos en participes de lo mismo.

Del mismo modo, terminamos aceptando que  nuestra sociedad siga  preocupándose  más por enseñar a la mujer a no ser violada, que en enseñar a hombres a no violar.  Porque no ‘depende de’ cómo estaba vestida, cuánto licor se haya tomado ni cuál es su ocupación. No ‘depende de’ si el agresor es su esposo, su novio o un desconocido. No ‘depende de’ si fue en un lujoso espacio o en su propio hogar. Maltratar y/o violar  a una mujer es un delito.

Por tanto, tendría que ser capaz de corregir ciertas actitudes sexistas, seguir diciendo ‘basta’ ante los atropellos contra la dignidad, arriesgarme a usar un lenguaje más inclusivo y a no cansarme en seguir luchando para que más mujeres conozcan sus derechos; porque la impunidad continua cuando no se cree en la justicia y porque  la mayoría de víctimas no saben que lo son.

Estos retos amigas(os) como ciudadanas(os) y de nuestra fe, si somos creyentes; nos impulsan a prácticas concretas. A asumir una postura.  Vamos a exigirlo a otros(as) y por sobre todo, vamos a recurrir a nosotras(os) mismas(os) para trasmitir  igualdad. Es difícil hacerlo pero al mismo tiempo, es difícil no hacerlo.
A propósito de ello, espero que este 25 de noviembre no sea desapercibido sino más bien siga siendo un  día de reflexión y conmemoración de la lucha incansable contra las múltiples formas de violencia ejercidas contra la mujer en cualquier lugar del mundo. 

Porque así como creímos morirnos muchas veces, también encontramos en algún lugar la fuerza de seguir para denunciar y luchar por la vida digna.  Propón cambios, cambia y haz que ese buscador de Google también muestre  nuestros derechos. Hasta pronto.
 

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