¿Seremos capaces de organizar una fiesta sin alcohol?

Chimbotenlinea.com (Por: Fernando Asín – sacerdote Diócesis de Chimbote ) "Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables”. Este es el primer paso de los 12 pasos de los Alcohólicos Anónimos.
Después sigue: “llegamos al convencimiento de que un poder superior podría devolvernos al sano juicio”. Y, “admitiendo ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano la naturaleza exacta de nuestros defectos, hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos”.

(Foto Referencial)

Solamente si el enfermo alcohólico reconoce su enfermedad podrá salir de ella. Que en el balance de las consecuencias positivas y negativas de su alcoholismo pese más lo negativo y decida dejar el alcohol. Es su autoconciencia y no los consejos que desde fuera le podamos dar. Se tiene que autoconvencer él mismo.

El alcoholismo es un enfermo, no un vicioso. Se puede recuperar. Es un hijo de Dios, tiene una dignidad. Es recuperable en aquello que constituye el centro de su persona: su autoestima, su capacidad de decidir, de ser responsable.
Al rehalibitarse puede ser un apóstol para otros alcohólicos: “Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a los alcohólicos y de practicar estos principios”.

SOLUCIONES DEL ALCOHOLISMO
A nivel personal, el autoconvencimiento de la enfermedad. La familia debe ayudar, en los momentos lúcidos, a este autoconvencimiento. Que decida dejar de tomar, radicalmente. Y para siempre. Es una batalla de toda la vida. Es posible buscar conductas alternativas al beber alcohol.

Que los políticos y sindicalistas planteen programas de prevención del alcoholismo. Que se prohíba la publicidad de las cerveceras que incitan al alcoholismo con pautas culturales machistas. Un planteamiento multisectorial desde los ministerios de educación, salud, interior, economía y hacienda, agricultura, defensa, trabajo, telecomunicaciones, justicia, entidades particulares, familias…

¿Seremos capaces de organizar una fiesta sin alcohol? (y sabemos que es el gran negocio para sacar fondos). ¿Podemos promover grupos juveniles y actividades sanas y crear espacios de acogida, apoyo solidario y afecto, especialmente para los jóvenes en más alto riesgo de caer en el alcoholismo? (Texto publicado en el periódico diocesano Mar Adentro)