Chimbote en Línea (Policiales).-Idalia Regalado Gálvez de 40 años, madre del joven policía Frank Labrín Regalado de 21, asesinado de nueve balazos el pasado 10 de enero en el pueblo joven 2 de Mayo, demandó la baja del jefe de la Sección Antidrogas, comandante PNP Armando Romero Esteves, y de los agentes que estuvieron a cargo del supuesto operativo encubierto, en el que fue acribillado su hijo.
(Fotos Lindberg Cruzado)
“El comandante Armando Romero y los suboficiales Villegas, Loayza, Rodríguez y Romero deben ser dados de baja, no es posible que mi hijo haya sido asesinado y no se encuentren responsables en su institución. Nadie tenía conocimiento del operativo que iban a efectuar en el 2 de Mayo, un lugar donde existe mucha delincuencia. Frank fue acribillado y nadie lo auxilió”, protestó.
Cuestionó que los agentes antidrogas que participaron en el operativo encubierto para frustrar un supuesto traspaso de 5 kilos de droga hayan manifestado versiones hasta infantiles para explicar por qué no auxiliaron a su hijo cuando era atacado en la calle Santa Lucía a plena luz del día.
“No es posible que un policía haya dicho que no escuchó los disparos porque la mototaxi en la que estaba tenía su equipo de sonido a todo volumen, mientras que otro suboficial declaró que no auxilió a mi hijo porque pensó que los disparos eran los estallidos de cuetecillos de niños”, remarcó.
Desde su vivienda, en la manzana Q lote 10 de la calle Santa Rosa del asentamiento humano Magdalena Nueva, esta pobre mujer exigió llorando resultados de las investigaciones y la captura de los homicidas de su único hijo.
“Ya transcurrieron más de 10 días y no se conoce hasta el momento una versión oficial del asesinato de mi hijo, no saben ni quién lo mató, primero dieron los nombres de los supuestos homicidas, pero resulta que ahora parece que ellos no fueron y están acusando a otro delincuente. Lo que pido es que los responsables del asesinato de Frank se pudran en la cárcel”, agregó.
Se conoció también que la Seincri ha citado también a un suboficial que vive a seis metros de la escena del crimen y que el día del asesinato al agente antidrogas estuvo uniformado y a punto de salir de su casa para dirigirse a trabajar como agente de seguridad de una entidad bancaria.
Este policía declaró que vio a los delincuentes que asesinaron a su colega, pero que no intervino porque no tenía un arma de fuego. Esta inacción podría causarle su baja porque habría incumplido con el Código Disciplinario de la PNP. Sería investigado por Inspectoría por un presunto acto de cobardía.(Por: Lindberg Cruzado)