
Chimbote en Línea. - La Policía de Chimbote lo tenía en la mira desde octubre. Sabían de sus movimientos, conocían su rostro y lo escuchaban en silencio. Keiber Torres, de 28 años, había cruzado la frontera para continuar delinquiendo en el Perú. Y aquí, en lugar de esconderse, montó una célula de operaciones bajo el nombre de “Los Espartanos”. El nombre evocaba combate, y eso es lo que hacía: atacar, controlar, cobrar y eliminar.
¿Quién es Keiber Torres y por qué era buscado?
Keiber Torres, conocido como Mamadeo, tenía cuentas pendientes con la justicia colombiana. En su país fue acusado por homicidios, concierto para delinquir y porte ilegal de armas.
Se le atribuyen al menos diez asesinatos en dos años. Desde la cárcel en Venezuela, donde había sido detenido por robo de vehículo, se tomaba fotos que luego publicaba en redes sociales. Siempre alardeando, como si la prisión fuera parte de su currículum criminal.
En Colombia, su nombre generaba temor. En la región de Casanare, hablar de Mamadeo era como invocar a un enemigo invisible. Su estilo era directo. Nunca negociaba. Ordenaba. Y al llegar al Perú, esa conducta no cambió.
¿Cómo operaba en Chimbote?
En Chimbote, Mamadeo dirigía extorsiones, cobros de cupos, amenazas y asesinatos selectivos. Usaba su rostro como emblema, grabando videos donde hablaba directamente a sus víctimas.
En uno de ellos, se le escucha planificando un ataque: “Tenemos que pasar a Nuevo Chimbote para hacer los ataques de noche”, decía con voz firme. No pedía, ordenaba.
Desde un chat llamado “familia”, enviaba mensajes como “Peluca, necesitamos matar, que vean temor. Ahí todos nos copian”.
Para él, la muerte era una herramienta de control. Los audios recuperados por la Policía revelan una estructura organizada, con roles definidos, seguimiento a objetivos y ejecución sin margen de error.
A los que extorsionaba era a los comerciantes de Chimbote. Varios denunciaron cobros semanales de hasta 100 soles a cambio de no ser atacados. En algunos locales, los agentes encontraron stickers con la imagen de un casco espartano y un tren avanzando.
No eran simples pegatinas; eran marcas de dominio, señales de que el lugar estaba controlado.
Además, manejaba una red vinculada al meretricio. Coordinaba con mujeres extranjeras para extorsionar a comerciantes y ofrecer servicios sexuales bajo amenaza. Sabían a qué número llamar, a quién presionar y cómo cobrar.
La detención fue resultado de un trabajo conjunto entre la SUAT y la Policía de Chimbote, bajo el mando del general Ely Vargas. Un operativo quirúrgico, con seguimiento milimétrico y riesgo elevado. Sabían que un error podía costarles la vida. Pero la operación fue exitosa.
Durante el arresto, se incautaron teléfonos, material extorsivo y stickers de señalización. También se detuvo a tres personas más: dos hombres y una mujer, presuntos integrantes ¹
del grupo “Los Espartanos”.
Según los investigadores, formaban parte del entorno más cercano del cabecilla.
Durante el interrogatorio, Keiber Torres se mostró impasible. Respondía con calma, sin vacilar. Dijo no tener vínculos con el Tren de Aragua, negó conocer a sus cómplices y rechazó las acusaciones.
Pero al revisar sus dispositivos, la Policía encontró conversaciones con miembros activos del grupo criminal y registros de planificación de atentados.
En un momento, reconoció haber manipulado armas. También confirmó que las imágenes donde aparecía con armamento eran reales, aunque intentó minimizar su importancia. Su actitud fue de absoluta frialdad, como si su reputación delictiva lo hiciera intocable.
Sin embargo, la Policía lo vincula directamente con una facción del Tren de Aragua que opera en Perú. “Los Espartanos” eran su brazo ejecutor. Tenían zonas controladas, rutinas preestablecidas y jerarquías definidas. Su función era clara: infundir miedo y recaudar dinero.
El comandante Percy Chacón Zevallos, jefe del Departamento de Investigación Criminal de Chimbote, explicó que Mamadeo coordinaba ataques, reclutaba miembros y supervisaba las extorsiones.
La caída del cabecilla, dijo, podría desarticular parte de la red delictiva que se extendía por la región.
Alias Mamadeo fue trasladado al penal Cambio Puente, en Chimbote. Una prisión de mediana seguridad que ahora alberga a uno de los criminales más peligrosos que ha operado en territorio peruano. Las autoridades analizan la posibilidad de reforzar su custodia y aislarlo de otros internos. (Fuente: América TV)

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