Adios Máncora, Adios Ñuro (Guillermo Martínez Pinillos – Instituto Natura)

Chimbote en Línea.- Mientras el Buque Stena Oil perfora el Pozo Marina 1X en el “Banco de Máncora”,  ecosistema marítimo costero de gran biodiversidad del norte peruano, PERUPETRO afirma con cinismo que el petróleo y la pesca "han convivido " por más de treinta años (Comunicado 24ENE2020), sin mencionar que esa convivencia agresiva y desigual, no ha sido de ninguna manera armónica.

Al desarraigo de su lugar de vida de miles de pobladores costeros -iniciado hace 50 años (Lobitos, La Brea, Bahía de la Cruz)-, se suman los permanentes e incuantificables derrames de crudo en el mar, ocasionados por las plataformas petroleras off shore. El portal Mongabay afirma que de enero a julio de 2019 se vertieron alrededor de 20 barriles de petróleo al océano pacífico, es decir 3 mil 180 litros de petróleo aprox. (Zorritos, Cabo Blanco, Talara).  Y analizando los datos del propio Estado Peruano, se lee que el 88 por ciento de los derrames de petróleo son en zonas marinas. En el mar peruano se habrían vertido en los últimos diez años un promedio de 480 litros diarios de petroleo (OEFA, OSINERGMIN: Mongabay). Nada menos!

Perupetro asegura que los pescadores artesanales no se oponen a la actividad petrolera, pero el reciente 14 de enero el Frente Macro Región Norte convocó a un paro cuya expresión fue un contundente  NO al petróleo. Perupetro dice con estilo fulero que no se afectará a la pesca, pero se refiere solo a la que se realiza dentro de las cinco millas, y se sabe que la pesca artesanal es abundante fuera de esta franja y está permitida por la ley.

Nos mostramos indiferentes la mayoría de peruanos y peruanas, pero peligran cuatro maravillosas zonas de vida marina como el Banco de Máncora, Cabo Blanco - El Ñuro y los arrecifes de Punta Sal, en riesgo ahora por la cercanía con el lote  Z 38 (Pozo Marina 1X) y el lote Z 64. Si prosperan las concesiones en todo el norte se afectaría a siete lugares más de nuestra reserva nacional de Islas, Islotes y Puntas Guaneras. Crímenes ambientales promovidos por el propio gobierno.

 

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