Celebramos Domingo de Resurrección: Señor de la vida

(Por: Fray Héctor Herrera) El evangelio de Jn 20,1-8 nos habla del triunfo de Jesús sobre la muerte. “El primer día de la semana, muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena va al sepulcro y observa que la piedra está retirada del sepulcro” (v. 1).  Las mujeres son las primeras testigos que Jesús ya no está más entre los muertos. Él vive.

Se lo comunican a Pedro y al otro discípulo. Corren al sepulcro y experimentan que ya no está allí. Van comprendiendo que Él ha vuelto la vida. Sienten que está vivo. Y esta es la experiencia que comunican a los demás.

Este Jesús rechazado y muerto por las autoridades judías y romanas, ha vencido al poder del mal y de todo lo que causa muerte y dolor. Él es “el Camino, la Verdad y la Vida que nos conduce al Padre”(Jn 14,8).

Jesús ha vencido a la muerte y a los que privan de la vida al inocente, a los que hoy en día no permiten que los pobres vivan una vida digna, a los que manipulan conciencias y dañan el espíritu y la moral de niños y jóvenes a través del mal uso, a veces de los medios de comunicación social.

Así, como el pobre Lázaro, muchos niños se debaten entre la vida y la muerte, pero Jesús nos dice: “Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en mí, aunque muera, vivirá y quien vive y cree en mí, no morirá para siempre” (Jn 11,25).

Una joven pareja Juan y Lucinda, luchan por la vida de su bebé Pablo Manuel. Aunque les dan pocas posibilidades de vida, creen en el valor de la vida, tienen fe y esperanza. Sienten la experiencia del Resucitado. Y se unen en oración, porque creen que la vida es un don de Dios. Y recuerdan las palabras de Jesús: “Yo soy quien da la vida” (Jn 10,28).

Jesús es el Señor de la vida. Él nos invita a todas las comunidades cristianas a amar y defender la vida, a ser sensibles y solidarios, cuando la vida está en peligro por la violencia criminal, la enfermedad moral, las profundas desigualdades, porque hay un rechazo de Dios y un desprecio por la vida.

El Resucitado a través del apóstol Pablo nos dice: “Busquen los bienes del cielo, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios…Porque ustedes están muertos y su vida está escondida con Criso en Dios”(Col 3,1-3).

Alegrémonos, este el día del Señor: Sea nuestra alegría y nuestro gozo(Sal. 117). Vivamos el núcleo de nuestra fe. Jesús está vivo. Está en tu corazón para que experimentes la alegría de amar y servir a la vida en medio de tu comunidad.

Seamos testigos de la vida. El Señor ha resucitado, quiere y ama la vida de todos sus hijos e hijas. Porque hay vida donde hay amor. Hay vida y esperanza, porque creemos como Jesús que todos estamos llamados a ser hijos de un mismo Padre, autor y creador de la vida.