Jóvenes universitarios y la fe en Dios

Chimbote en Línea (Por: P. Fernando Asín Castellón) En dos ocasiones distintas, hace poco, dos jóvenes universitarios de medicina y arquitectura me preguntaban cómo era posible que un creyente en Dios diera clase de filosofía de las ciencias, ya que "la filosofía es atea".

En los primeros ciclos de cada carrera hay, a veces, profesores que inculcan estos falsos principios: “la ciencia es exacta, comprobable, y la creencia en Dios es una falacia, algo vacío".

Así comienza en algunas universidades la secularización o desacralización de la cultura: Dios molesta al desarrollo de la ciencia.

Y los alumnos quedan así marcados. La fe en Dios queda como un residuo del pasado, como una superstición.

En una cultura posmoderna no hay grandes ideales, utopías, relatos vitales globales sino sólo el pragmatismo rastrero del día a día caemos en un individualismo que esteriliza la solidaridad.

La publicidad de las universidades incitan al éxito, a sobresalir sobre la masa informe y a ser parte de una "raza distinta" al común de los mortales. Sin embargo, todos pertenecemos a una sola raza, la humana. El racismo trae exclusión, violencia e injusticia.

Habría, más bien, que incitar a participar en voluntariados altruistas, a aprender cómo romper el egoísmo estéril, la indiferencia ante los que sufren, el aislamiento individualista.

El ejemplo o modelo lo encontramos en Jesús de Nazaret que se rebajó haciéndose uno como nosotros, pasó por la vida haciendo el bien y llegó a entregar su vida en la cruz, como un amigo es capaz de dar la vida por su amigo.

Cualquier profesión debe entenderse como una vida entregada al servicio de los demás. Es lo que da sentido a la vida. La fe en Dios nos lleva a comprender la vida desde el amor y el servicio a los demás. (Publicado en Mar Adentro octubre 2013)

 

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