Semana Santa en el Año de la Fe (P. Matías Siebenaller)

padre matias(Por: P. Matías Siebenaller) La Semana Santa en el Año de la Fe, convocado por el Papa Benedicto XVI, se presenta como una singular oportunidad para vivir y manifestar lo central de nuestra fe.

Los días de Semana Santa muchos feligreses, ya alejados de los encuentros habituales de las comunidades cristianas, volverán a estar con nosotros y nos alegramos por su presencia.

Los días de Semana Santa creyentes y no creyentes reconocen y confiesan que lo vivido por el Nazareno constituye esta “verdad que nos hace libres” (Jn 8, 32).

¡Señalemos momentos significativos en el caminar por la Semana Santa!

1.    El marco celebrativo

Recibamos con gratitud estas tradiciones y costumbres que nos vienen desde la primavera del cristianismo, que guardan expresiones de una larga historia fuera y dentro del país y que, desde nuestra niñez más tierna, son parte de nuestro hábitat.

a.    El Domingo de Ramos estaré en medio de la muchedumbre que inaugura la Semana Santa.  Tendré el ramo de olivo en mi mano para aclamar al Señor que viene.  El entra con humildad a nuestra ciudad y en nuestras vidas.  No viene con las apariencias y los ademanes de quienes se piensan dioses.  Nos trae la gracia para obedecer a la condición humana y hacer lo que es humano y construye humanidad.

b.    El silencio y el recogimiento durante los primeros días de la Semana Santa se presta para hacer revisión de lo ordinario de nuestras vidas siempre amenazadas a ser corrompidas, endurecidas y utilizadas por las estructuras y mentalidades sociales que nos envuelven.  ¿En qué consiste mi contribución en la promoción de una sociedad que ofrece condiciones de vida digna para todos?

c.    El Jueves Santo, conmovido por el proceder de Jesús, me dejaré lavar los pies por él y me dejaré invitar por él a hacer lo mismo.  Con un gran deseo acogeré el Pan de Vida para hacerme alimento de tantos que sufren de tantas hambres.

d.    El Viernes Santo escucharemos con atención y emoción los largos relatos de la Pasión del Señor: nuevamente seré Pedro negando cobardemente que es compañero de Jesús; seré Judas desesperado; seré Pilatos lavándose las manos; seré Caifás rasgándose las vestiduras; seré Simón de Cirene obligado a cargar con la cruz; seré Verónica consolando a las víctimas de la violencia; seré el buen ladrón que reconoce al Salvador; procuraré estar en la pequeña comunidad debajo de la cruz de Jesús para acoger las aguas vivas del Espíritu Santo que brotan de su corazón traspasado.

e.    El Sábado Santo, en medio de muchos quehaceres, tratemos de meditar la ausencia del Señor en nuestras vidas y en el ordenamiento público del país y del mundo.  Pero, también estaremos anhelando durante todo el día este fuego nuevo de la vigilia pascual que alumbrará nuestras noches.  Vigilando estaremos recordando los grandes momentos de la historia de la salvación que culmina en la muerte y resurrección del Señor.  Renovaremos las promesas bautismales y acogeremos nuevamente “el poder de hacernos hijas e hijos de Dios”.  

f.    La Fiesta de Pascua reclama 50 días para ser celebrada y sus fulgores esclarecen y transfiguran muchas de nuestras noches a lo largo del año.

2.    El “hoy” de nuestra salvación

a.    En la Semana Santa hacemos memoria de la muerte y resurrección del Señor; celebramos el misterio pascual. Lo que recordamos en las liturgias de la Semana Santa no pertenece al pasado; celebramos nuestra salvación que acontece hoy.

Hoy, con fe debajo de la cruz, puedo acoger las aguas vivas del Espíritu Santo y convertirme en fuente de agua viva para muchos en muchos desiertos.  Hoy, levantando con fe mis ojos hacia la cruz, soy amado con el mismo amor que manifestó Jesús al entregar su vida para que nosotros tengamos vida.  Hoy, si tengo fe, el levantado en alto en la cruz es él que es y da el ser, el que vive y hace vivir.  Hoy, quien camina con fe, es atraído por el crucificado para un encuentro vivencial que nos transforma en sus discípulos.

Hoy, en las celebraciones de la Semana Santa, si nos anima y guía la fe, el Señor nos envuelve en su amor para que nos amemos mutuamente.

b.    En la Semana Santa recordamos con gratitud que el Señor permanece en medio de nosotros en los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y de la Eucaristía.  También nos alegramos de que el Espíritu del Resucitado, en este mundo nuestro tan marcado por guerras, violencias y desprecios de la dignidad humana, es acogido en muchas iniciativas que convocan para compartir y defender los derechos y deberes de cada persona.

“Señor, yo creo.  ¡Aumenta nuestra fe!”  es el lema del año pastoral 2013 en la Diócesis de Chimbote.  La Semana Santa nos trae la oportunidad para decir esta oración “en Espíritu y Verdad”.

<p style="text-align: justify;"><span style="color: #800000;"><strong><img style="margin-right: 5px; margin-bottom: 5px; float: left;" alt="padre matias" src="images/FOTOS%202013/reflexiones/padre%20matias.jpg" height="131" width="98" />LA SEMANA SANTA EN EL AÑO DE LA FE</strong></span><span style="color: #993300;"><strong>&nbsp;</strong></span> La Semana Santa en el Año de la Fe, convocado por el Papa Benedicto XVI, se presenta como una singular oportunidad para vivir y manifestar lo central de nuestra fe. Los días de Semana Santa muchos feligreses, ya alejados de los encuentros habituales de las comunidades cristianas, volverán a estar con nosotros y nos alegramos por su presencia. (Por: P. Matías Siebenaller)</p>
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<p style="text-align: justify;">Los días de Semana Santa creyentes y no creyentes reconocen y confiesan que lo vivido por el Nazareno constituye esta “verdad que nos hace libres” (Jn 8, 32).</p>
<p style="text-align: justify;">¡Señalemos momentos significativos en el caminar por la Semana Santa!</p>
<p style="text-align: justify;"><br /><strong>1.&nbsp;&nbsp; &nbsp;El marco celebrativo</strong></p>
<p style="text-align: justify;">Recibamos con gratitud estas tradiciones y costumbres que nos vienen desde la primavera del cristianismo, que guardan expresiones de una larga historia fuera y dentro del país y que, desde nuestra niñez más tierna, son parte de nuestro hábitat.</p>
<p style="text-align: justify;">a.&nbsp;&nbsp; &nbsp;<strong>El Domingo de Ramos</strong> estaré en medio de la muchedumbre que inaugura la Semana Santa.&nbsp; Tendré el ramo de olivo en mi mano para aclamar al Señor que viene.&nbsp; El entra con humildad a nuestra ciudad y en nuestras vidas.&nbsp; No viene con las apariencias y los ademanes de quienes se piensan dioses.&nbsp; Nos trae la gracia para obedecer a la condición humana y hacer lo que es humano y construye humanidad.</p>
<p style="text-align: justify;">b.&nbsp;&nbsp; &nbsp;El silencio y el recogimiento durante los primeros días de la Semana Santa se presta para hacer revisión de lo ordinario de nuestras vidas siempre amenazadas a ser corrompidas, endurecidas y utilizadas por las estructuras y mentalidades sociales que nos envuelven.&nbsp; ¿En qué consiste mi contribución en la promoción de una sociedad que ofrece condiciones de vida digna para todos?</p>
<p style="text-align: justify;">c.&nbsp;&nbsp; &nbsp;<strong>El Jueves Santo</strong>, conmovido por el proceder de Jesús, me dejaré lavar los pies por él y me dejaré invitar por él a hacer lo mismo.&nbsp; Con un gran deseo acogeré el Pan de Vida para hacerme alimento de tantos que sufren de tantas hambres.</p>
<p style="text-align: justify;">d.&nbsp;&nbsp; &nbsp;<strong>El Viernes Santo</strong> escucharemos con atención y emoción los largos relatos de la Pasión del Señor: nuevamente seré Pedro negando cobardemente que es compañero de Jesús; seré Judas desesperado; seré Pilatos lavándose las manos; seré Caifás rasgándose las vestiduras; seré Simón de Cirene obligado a cargar con la cruz; seré Verónica consolando a las víctimas de la violencia; seré el buen ladrón que reconoce al Salvador; procuraré estar en la pequeña comunidad debajo de la cruz de Jesús para acoger las aguas vivas del Espíritu Santo que brotan de su corazón traspasado.</p>
<p style="text-align: justify;">e.&nbsp;&nbsp; <strong>&nbsp;El Sábado Santo,</strong> en medio de muchos quehaceres, tratemos de meditar la ausencia del Señor en nuestras vidas y en el ordenamiento público del país y del mundo.&nbsp; Pero, también estaremos anhelando durante todo el día este fuego nuevo de la vigilia pascual que alumbrará nuestras noches.&nbsp; Vigilando estaremos recordando los grandes momentos de la historia de la salvación que culmina en la muerte y resurrección del Señor.&nbsp; Renovaremos las promesas bautismales y acogeremos nuevamente “el poder de hacernos hijas e hijos de Dios”. &nbsp;</p>
<p style="text-align: justify;">f.&nbsp;&nbsp; &nbsp;La Fiesta de Pascua reclama 50 días para ser celebrada y sus fulgores esclarecen y transfiguran muchas de nuestras noches a lo largo del año.</p>
<p style="text-align: justify;"><br /><strong>2.&nbsp;&nbsp; &nbsp;El “hoy” de nuestra salvación</strong></p>
<p style="text-align: justify;">a.&nbsp;&nbsp; &nbsp;En la Semana Santa hacemos memoria de la muerte y resurrección del Señor; celebramos el misterio pascual. Lo que recordamos en las liturgias de la Semana Santa no pertenece al pasado; celebramos nuestra salvación que acontece hoy.</p>
<p style="text-align: justify;">Hoy, con fe debajo de la cruz, puedo acoger las aguas vivas del Espíritu Santo y convertirme en fuente de agua viva para muchos en muchos desiertos.&nbsp; Hoy, levantando con fe mis ojos hacia la cruz, soy amado con el mismo amor que manifestó Jesús al entregar su vida para que nosotros tengamos vida.&nbsp; Hoy, si tengo fe, el levantado en alto en la cruz es él que es y da el ser, el que vive y hace vivir.&nbsp; Hoy, quien camina con fe, es atraído por el crucificado para un encuentro vivencial que nos transforma en sus discípulos.</p>
<p style="text-align: justify;">Hoy, en las celebraciones de la Semana Santa, si nos anima y guía la fe, el Señor nos envuelve en su amor para que nos amemos mutuamente.</p>
<p style="text-align: justify;">b.&nbsp;&nbsp; &nbsp;En la Semana Santa recordamos con gratitud que el Señor permanece en medio de nosotros en los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y de la Eucaristía.&nbsp; También nos alegramos de que el Espíritu del Resucitado, en este mundo nuestro tan marcado por guerras, violencias y desprecios de la dignidad humana, es acogido en muchas iniciativas que convocan para compartir y defender los derechos y deberes de cada persona.</p>
<p style="text-align: justify;"><br />“Señor, yo creo.&nbsp; ¡Aumenta nuestra fe!”&nbsp; es el lema del año pastoral 2013 en la Diócesis de Chimbote.&nbsp; La Semana Santa nos trae la oportunidad para decir esta oración “en Espíritu y Verdad”. Por: P. Matías Siebenaller- Publicado en el periódico diocesano Mar Adentro )</p>
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