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El drama de los alumnos de un colegio de Pamparomás que van a clases con el estómago vacío

Chimbote en Línea.- Escolares caminan hasta 2 horas para llegar a su colegio Jesús de Nazareth, director reconoce que algunos alumnos “se desvanecen”, pero eso no impide que estudiantes sueñen con ser cantante, enfermera o profesor

“Mañana cuando yo me vaya, tus ojos llorarán por mí. Mañana cuando yo me vaya, tus ojos llorarán por mí”, canta ‘Lina’ mientras camina al colegio por los cerros de la subcuenca del Río Loco. “Llorarás gotas de sangre por el amor que hemos tenido. Llorarás gotas de sangre por el amor que hemos tenido”, continúa ‘Lina’ para su grupo de amigas que no para de reír, pese al crudo clima serrano y a la densa neblina que ha cubierto toda la trocha.

Un té de muña con papas es el desayuno que suelen tomar los estudiantes antes de dirigirse al colegio. ‘Lina’ sale del caserío de Pampacancha anexo Turmoc a las diez de la mañana y la caminata le toma 2 horas hasta su colegio Jesús de Nazareth en el centro poblado de Pisha, distrito de Pamparomás en la región Áncash.

A paso firme caminan el grupo de amigas cerca del abismo a más de 3400 metros de altura y murmuran en quechua. ‘Lina’ lleva un pantalón negro que entalla sus piernas delgadas, el polvo en sus ropas es inevitable, pero eso no impide que entone una de sus canciones favoritas. “Mi gran sueño es convertirme en cantante profesional”, dice.

CAMINO DURO

“A veces nos dan ganas de dormir (por la falta de comida) y otras veces sí traemos comida, pero comemos en el camino porque los otros alumnos se burlan de nuestra papa y máchica (de almuerzo)” explica ‘Lina’. Pero nada de eso amilana a la adolescente quien espera culminar el colegio para convertirse en profesora y en la cantante que tanto anhela para deleitar a sus paisanas y paisanos del ‘Río Loco’ y de otras partes del país.

El grupo de amigas se hace más grande cada vez que cruza por otros caseríos. Ellas descansan unos minutos sentadas sobre una roca al filo de la quebrada con una vista hermosa de la subcuenca del Río Loco que ahora pinta de verde por las lluvias que todavía caen en esa parte de Áncash. Ahora, ‘Jessi’, de Pampacancha, se une para seguir su rutina diaria de 3 horas de caminata (ida y retorno) con dirección al colegio.

CRUDA REALIDAD

La Institución Educativa Jesús de Nazareth cuenta con 230 estudiantes y el 30 % vive en caseríos muy alejados que obliga a largas caminatas. El programa estatal Qali Warma solo entrega raciones de alimentos para los alumnos del nivel primaria, mientras que los estudiantes de secundaria que viven en zonas bien distantes deben esperar hasta la noche, cuando regresan a casa, para alimentarse luego de la extensa caminata. “Vienen sin desayuno ni almuerzo y eso nos lleva a situaciones nostálgicas al ver a estudiantes que se desvanecen en plena clase. Estudiantes que no tienen las mismas condiciones de aprender”, menciona el director, Roberth Alegre Saavedra.

El docente incluso sostiene que han solicitado que Qali Warma provea de alimentos para los alumnos, sin embargo, todavía no han tenido una respuesta. “Primero nos dijeron que no puede distribuirse alimentos para los alumnos de secundaria porque no hacemos la jornada de educación completa. Aunque en una nueva solicitud (hace pocas semanas) nos han mencionado que puede ser factible por el tema de lejanía de los estudiantes”, añade Saavedra.