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Futuros ingenieros diseñan esterilizador contra el covid-19 que ya se usa en hospitales

Chimbote en Línea.-  ¿Cómo podemos enfrentar al virus SARS-CoV-2 con ingeniería creativa y adaptada a nuestra realidad para salvar vidas ahora? Nery Herrera Ambrosio y Nilson Fernandez Barazorda tuvieron la respuesta un año antes de que empezara la pandemia. En 2019 habían pensado en desarrollar un esterilizador de verduras para una alimentación saludable y en 2020 la emergencia sanitaria les obligó a adaptarlo frente al COVID-19: su equipo de desinfección ahora está en hospitales del Perú.

Se trata de un esterilizador con luz ultravioleta y ozono que puede eliminar al virus y a cualquier otro tipo de microorganismo. Además, cumple con todos los estándares de seguridad internacional -según refiere el asesor del proyecto, el doctor José Manuel López Ludeña-; y fue diseñado con mucho ingenio porque ¡se hizo a partir de un horno microondas!

¿Quiénes son estos dos jóvenes talentos, ambos de 22 años, que lograron ponerse al mismo nivel del desarrollo tecnológico mundial para hacerle frente a la COVID-19? Nery y Nilson son estudiantes del noveno ciclo de Ingeniería Industrial en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM), ganadores de la Beca 18 del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación. 

“Creo que todos los ingenieros debemos buscar la innovación, porque necesitamos resolver problemas sociales que podemos ver en las deficiencias que tiene el país”, indica Nery, quien nació en Alto Azul, un caserío del distrito de La Morada, en la provincia de Marañón en la región de Huánuco. 

Nilson recuerda que en 2019, mientras tomaban un café en la universidad, junto con Nery y el docente José Manuel López, fue este último quien les propuso desarrollar una máquina que a modo de escáner pueda desinfectar frutas y verduras y así prevenir enfermedades. “¡Sí se puede hacer!, con luz ultravioleta”, recuerda el becario que señaló su profesor. 

La pandemia detuvo todo sus planes, pero también les hizo volver a esa idea con la urgencia no solo de desinfectar alimentos y agua, sino también todo tipo de material e indumentaria que se necesita con suma urgencia en los hospitales. Como no había tiempo que perder, el equipo logró, finalmente, en julio 2020 –cuando más golpeaba el virus- desarrollar el aparato.

“La radiación UV-C es efectiva para destruir el material genético de microorganismos como virus y bacterias, pero hay que tener mucho cuidado con exponerla directamente a las personas. La decisión de tomar un microondas es que tiene todas las protecciones de seguridad y reconvertirlo a un sistema ultravioleta fue una solución ideal”, explica el doctor José Manuel López.

Hasta el momento han desarrollaron nueve unidades. Algunas de ellas se encuentran en hospitales, como los equipos que adquirió el Seguro Social de Salud (EsSalud) de la región Cajamarca. Pero no es su único desarrollo tecnológico aplicado a la salud. También han logrado implementar un prototipo de purificador de agua, que funciona con energía renovable, bajo el mismo principio de luz ultravioleta, que ha cambiado la vida de la comunidad awajun Ebrón, en la provincia de Condorcanqui, Amazonas.

Nery recuerda a una niña de esta comunidad amazónica, que fue la primera en beber y aprobar el sabor del agua purificada. Y recordó que como esa pequeña, de cinco años, ella también tenía el deseo no solo de estar saludable, sino también de estudiar. Esa persistencia hizo que en su caserío, en Alto Azul, donde no había escuela para niños, le pusieran una carpeta solo a ella en un colegio de secundaria. 

Esa persistencia también caracteriza a Nilson, que desde Vilcabamba, donde nació, en la provincia La Convención, en Cusco, se convirtiera en un lector y experimentador científico tenaz. Ese talento de ambos, unido a la experiencia del doctor José Manuel López Ludeña, ha conformado un equipo que está desarrollando diversas innovaciones, bajo el sello de ISA (Innovación Social Aplicada). Aquí su página web: www.innovacionsocialaplic.com

“Yo no tenía claro mi proyecto de vida. Había pasado de estudiar de la vida rural a la ciudad, pero en el segundo semestre conocí al profesor (López Ludeña) y me inspiró a no ser un ingeniero más, me motivó a ser diferente, a hacer proyectos, a innovar y he visto que esto se hace realidad cuando tenemos una visión humanista”, asegura Nilson.