Comentar

El papa denunció en Corea que el consumismo es el cáncer de la “desesperanza”

Chimbote en Línea.- El papa Francisco advirtió, ante decenas de miles de fieles reunidos en un estadio cerca de Seúl, contra los estragos que causa la sociedad de consumo, responsable según él del "cáncer de la desesperanza".En el segundo día de su visita a Corea del Sur, Francisco celebró la misa de Asunción ante miles de devotos en el "World Cup Stadium" de Daejeon.

Este día santo coincide en Corea con el aniversario de la liberación en 1945 de la península del yugo colonial japonés.

"La esperanza ofrecida por el Evangelio es el antídoto para el espíritu de desesperanza que parece crecer, como un cáncer en la sociedad que exteriormente es próspera pero que frecuentemente vive la experiencia de la tristeza interior y el vacío", dijo el papa.

"¡A cuántos de nuestros jóvenes esta desesperanza les ha hecho pagar su tributo!", declaró, haciendo alusión a las adicciones y al suicidio.

"Puedan los cristianos de esta nación combatir la atracción del materialismo que asfixia a los auténticos valores espirituales y culturales, así como al espíritu de competencia desenfrenado que genera egoísmo y conflictos. Que rechacen también los modelos económicos inhumanos que crean nuevas formas de pobreza y marginalizan a los trabajadores", declaró el papa argentino.

En una fuerte crítica al modelo de sociedad competitiva que se expande cada vez más en Asia, desde Japón a Singapur, desde Taiwán a Corea, e inclusive a China, el jefe de la Iglesia católica advirtió sobre "la cultura de la muerte que devalúa la imagen de Dios, el Dios de la vida, y viola la dignidad de cada hombre, mujer y niño", haciendo alusión al suicidio, al aborto y a la eutanasia.

Francisco se desplazó luego al santuario de Solmoe donde volvió a tratar este tema, ampliándolo ante 2.000 jóvenes procedentes de 23 países de toda Asia, entre ellos la China.

"Vemos los signos de una idolatría de la riqueza, del poder y del placer, que tiene un gran costo en vidas humanas", les dijo, añadiendo que "se siente el sufrimiento causado por la pobreza espiritual, la soledad y la desesperanza (...) Es como si un desierto espiritual se extendiera en el mundo",

A su llegada a Solmoe, el papa se recogió ante el santuario de San André Kim-Dajeon, primer sacerdote católico de Corea martirizado en 1846.

Danzas, cantos y hurras recibieron a este papa sumamente popular bajo una inmensa carpa blanca.

Entre la multitud había decenas de chinos, pese a las restricciones de las autoridades de Pekín al desplazamiento de algunos de ellos, según fuentes de la iglesia coreana.

Jóvenes de Camboya, Hong Kong y Corea del Sur prepararon intervenciones ante el papa, y algunos hicieron preguntas delicadas sobre Corea del Norte y China. (Andina)