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Canciones de amor que nunca mueren

Chimbote en Línea (Cultural).- Ángel Páez, periodista principal del diario La República, hace una interesante crónica sobre las vivencias que inspiran a los grandes compositores de música romántica que han logrado sobrevivir al tiempo, a los cambios de tendencias y a los gustos variopintos de los jóvenes hoy. Y coloca como ejemplo vivo del ritmo del amor a los internacionales "Pasteles Verdes", la banda chimbotana más popular de todos los tiempos.

de  Un largometraje ganador en el último festival de Cannes y un nuevo disco del salsero Marc Anthony recuperan dos famosas baladas de Los Pasteles Verdes, la banda chimbotana que marcó una época en el continente.

Las canciones de amor tienen su propia historia y nadie las canta. "Esclavo y amo", la arrolladora balada con la que Los Pasteles Verdes incendiaron de romanticismo el continente en 1974, resonó cuarenta años después en el Festival de Cannes, Francia. "Esclavo y amo", originalmente un bolero convertido en éxito por Javier Solís, en 1961, es el tema principal de la película Heli, de Amat Escalante, premiado como mejor director en el certamen cinematográfico.

Heli es la trágica historia de amor de dos jóvenes en medio de la narcoguerra en México. Su repercusión ha devuelto a la actualidad a los peruanos de Los Pasteles Verdes cuyas canciones han marcado con fuego a generaciones completas. Amat Escalante (28 de febrero de 1979), no había nacido cuando "Esclavo y amo", cantada por el inigualable Aldo Guibovich, encendió los corazones de los enamorados de norte a sur, de este a oeste, de día y de noche.

"Esclavo y amo" apareció en el segundo álbum de la banda de Chimbote, Los Pasteles Verdes Volumen II (1974). El grupo fue descubierto por el productor Alberto Maraví que los transformó de músicos de cumbia instrumental a baladistas de nota para competir con Los Ángeles Negros, Los Galos, Los Iracundos y Los Golpes.

Maraví escogió para el cuarto disco de la banda, Mi amor imposible (1976), una canción napolitana que interpetró Ángela Luce: "Hipocresía", con la que quedó en segundo lugar  en el Festival de San Remo, en 1975. Como era de esperarse, la descorazonada balada rápidamente se filtró en las listas de los número uno de todo el mundo.

En Puerto Rico, el latigazo de "Hipocresía" alcanzó al puertorriqueño Felipe Muñiz, quien a su vez se la hizo escuchar a su pequeño hijo Marco Antonio, de ocho años. Desde entonces, el niño  jamás la olvidó. Más de tres décadas después, bajo el nombre artístico de Marc Anthony, ha grabado la canción en tiempo de salsa para su último álbum, 3.0 (2013).
Herencia natural

"Mi papá me ha influenciado en todo: en mi forma de interpretar, de vivir sano, en mi filosofía. Papá me crió cantando. Él era cantante, músico y compositor. Él me hizo escuchar 'Hipocresía' de Los Pasteles Verdes", recordó Marc Anthony a la prensa de Montevideo, donde se presentó en noviembre último. Las letras de "Hipocresía" que interpreta el salsero corresponden a la versión en español que hicieron del tema italiano el productor Alberto Maraví y Los Pasteles Verdes.

"Sí, es la canción que hicimos juntos. En uno de mis viajes por el Festival de San Remo escuché el tema y busqué al dueño de los derechos, los compré y en Lima les pedí a Los Pasteles Verdes que hicieran una versión. No me gustaron las primeras. Después de varios ajustes, Aldo Guibovich, el cantante, encontró el tono justo. 'Hipocresía' no es fácil. Contiene mucho drama.

Es la historia de alguien que trata de recuperar un amor no correspondido. Ese sentido es lo que Marc Anthony respeta del tema que hicieron Los Pasteles Verdes", explica Alberto Maraví.

Al comienzo Los Pasteles Verdes eran solamente Los Pasteles. Cambiaron de nombre cuando improvisaron una presentación en la parroquia de su barrio, en la Urbanización El Carmen, de Chimbote. Después de escucharlos, el sacerdote les dijo: "¡Estos pasteles todavía están verdes!". Se presentaron como Los Pasteles Verdes ante el productor Alberto Maraví, que viajó hasta el puerto norteño en busca de nuevas bandas.

Luego de haberlos escuchado interpretar versiones de cumbia instrumental que no lo entusiasmaron demasiado, el director del grupo, Hugo Acuña, le pidió a Maraví que permitiera que un joven que trabajaba como utilero, ejecutara una balada. Soltó "Angelitos Negros", un bolero compuesto por Andrés Eloy Blanco.  Maraví dio un brinco y les dijo a todos: "¡Esto es lo que tienen que hacer!". El cantante era Aldo Guibovich. "Angelitos Negros" sería parte del repertorio del disco debut, Recuerdos de una noche (1973), título de la balada del mismo nombre de Fernando Arias, compositor de los chimbotanos que conquistó a cuanto romántico encontró a su paso.

"Hicimos nueve álbumes y todos fueron un tremendo éxito. Nos tumbamos a Los Ángeles Negros", afirma Maraví, que recompuso la banda en 1977, luego que el director Hugo Acuña, y su hermano el tecladista César Acuña, y otros músicos, rompieron por desavenencias. Maraví los recompuso como Aldo y Los Pasteles Verdes. Y lo hizo con destreza, tanta que fue el nuevo combinado el que grabó "Hipocresía", tema que ahora interpreta Marc Anthony, sin seguramente conocer la verdadera historia de esta canción de amor. (Fuente: Revista Domingo- Diario La República)
Escrito por : Ángel Páez.