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Reflexión en la Vigilia de la Lucha contra la corrupción (Por fray Héctor Herrera o.p.)

Chimbote en Línea (Reflexiones).- La corrupción es uno de los principales problemas estructurales y sociales del Perú. Corromper es quebrantar la moral de la administración pública o de los funcionarios, en especial haciendo que un empleado público o un juez obre, en cierto sentido de una manera que no va de acuerdo a la moral y el bien público. Términos algo parecidos son el fraude, el soborno, la mordida y el cohecho.

La corrupción, como señala el material de capacitación, consiste en torcer el canal de un recurso, una acción o una función del estado, desviándola para beneficiar el interés privado de una o varias personas. En este contexto, la corrupción, implica el abandono de las finalidades primordiales del Estado como son: la persona y el servicio al ciudadano.

Hay una pequeña corrupción, que afecta a la ciudadanía en su vida diaria. Para prestarte un servicio sea en educación, la matrícula en los colegios, la policía de tránsito, o que te hagan un trámite rápido, cuanto hay. Y somos cómplices de una situación que parece de menor grado. Pero no basta constatar estos hechos, sino es necesario observar que hay una corrupción institucionalizada que afecta la calidad de vida y los derechos de los ciudadanos, su desarrollo integral y el mismo estado de derecho de una sociedad que se llama democrática.

El evangelio de hoy de Mt 15,10-20, Jesús cuestiona la legalidad de la pureza externa de los fariseos y nos enseña a construir una ley moral que no contamina a la persona, sino que la hace transparente, porque es del corazón del ser humano donde nace lo bueno, lo noble, lo justo, el respeto por la vida y los derechos propios y de los demás.

Esto significa que todos tenemos que tomar conciencia no sólo de esta realidad, sino combatirla para sembrar los valores éticos que nuestra sociedad necesita y cuenta con las herramientas para promover una mayor conciencia ciudadana y acciones de fortalecer los órganos de control interno y mecanismos que nos permitan mejorar un mayor diálogo entre funcionarios y ciudadanos.

Es importante estas mesas de trabajo, de la Oficina desconcentrada de Control de la Magistratura de la Corte Superior de Justicia del Santa,  que permite una mayor conciencia ciudadana para prevenir, fortalecer y exigir que los derechos del ciudadano sean tomados en cuenta. Y esto es lo que quiere Jesús una comunidad más humana y fraterna, donde se respete la vida, donde el sicariato termine, para vivir en una sociedad democrática donde la paz y la justicia sean una realidad cotidiana.
En el A.T. se habla de la corrupción: Lev 19, 35: No darán sentencias injustas, ni cometerán injusticias en pesos y medidas. Tengan balanza, pesas y medidas exactas.

Am 8, 5-6: Se condena a los ricos que encogen la medida y aumentan el precio.
Dt 27, 25: Maldito quien se deje sobornar para matar a un inocente.
Is 33, 15: Se bendice al que sacude la mano rechazando el soborno.

Si meditamos y practicamos la Palabra de Dios, si tendríamos una conciencia clara, de lo que el Señor quiere que hagamos para vivir en una sociedad más humana y segura. Hoy esta realidad se ha vuelto más inhumana, porque no se respeta la vida humana ni los derechos fundamentales de los más necesitados.

Estas mesas de trabajo, de diálogo, de apertura a vivir en una sociedad democrática, exige que los gobernantes sea a nivel local, regional o nacional se dejen cuestionar, escuchen a los ciudadanos y velen por proyectos de desarrollo integral, donde se llame a los mejores y donde todo sea controlado para sanar a la sociedad de la enfermedad que hoy en día la ataca: la corrupción a todo nivel, que trae como consecuencia tanto dolor y muerte de personas que quieren ser honestas y que se les acorta la vida.

Urge educar en valores:
El ambiente de corrupción generalizada, cuya raíz más profunda está en la naturaleza humana, caída bajo el peso de la culpa original, nos hace ver la urgencia de retornar los supremos valores morales y religiosos. “Del corazón del hombre, dice Jesús, proceden los malos deseos, asesinatos, adulterios, inmoralidad sexual, robos, mentiras, chismes”. (Mt. 15,19)

“Cristo condena la corrupción de los fariseos y proclama en el Sermón de la Montaña las Bienaventuranzas, compendio de los valores opuestos a la corrupción, como son: la verdad, transparencia, justicia, paz, misericordia”.

Que cada ciudadano, a, tomemos a la luz del evangelio, vivir en la luz de la vida, de la justicia y de la libertad, antes que andar en las tinieblas de muerte, del egoísmo, la indiferencia y apatía que no nos deja crecer. Tomemos la fuerza del Espíritu de Dios que quiere y ama la vida, porque la vida es un don que viene de Él, que se cultiva en la familia, en la escuela, universidad y en la vida social. (Por: Fray Héctor Herrera o.p.)

 

Reflexión durante la homilía celebrada por la Vigilia contra la corrupción realizada en la Plaza de Armas de la ciudad de Chimbote el miércoles 29 de mayo. Acto promovido por la ODECMA- Santa.