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Venezuela: chavismo sin Chávez

Una mezcla de populismo más socialismo con sello cristiano

El 4 de febrero de 1992 un grupo de mandos intermedios – tenientes coroneles y mayores- de las Fuerzas Armadas de Venezuela trataron de dar un golpe de estado al entonces extinto presidente Carlos Andrés Pérez. Los resultados ya los conocemos: el fracaso de esta asonada militar y el surgimiento de la figura del Teniente Coronel (Comandante) Hugo Chávez Frías, como líder en el ámbito político venezolano e internacional.

A partir de aquí, una vez Chávez obtuvo la presidencia venezolana, surgió ese fenómeno conocido como el, una mezcla de populismo con socialismo, en donde la ideología marxista se trata de adaptar al pensamiento de Simón Bolívar, con el derrotero político de otros personajes históricos que van desde Martí, Gandhi, Sandino, Che, Perón y Velasco (entre otros) y la asesoría y consultoría de Fidel Castro, pero con un sello cristiano, impregnado en el discurso político del propio Chávez.

A esto se le denominó: socialismo del siglo XXI, algo que el propio Hugo Chávez no supo definir bien, y que sólo podía decir que era algo superior al llamado socialismo real, como se le nombraba al modelo soviético. Los que sustentaban esta doctrina eran los sociólogos  Heinz Dieterich Steffan, alemán y la chilena Marta Harnecker, viuda del fundador de la inteligencia cubana Manuel Piñeiro.

Un país polarizado

Durante la prisión de Chávez, condenado por la asonada militar, él dedico su tiempo a leer obras de distintos autores, en especial de Marx, Lenin, Mao, Che y Fidel; en cuanto a éste último le entró la obsesión de que no podía morir sin conocer al líder de la revolución cubana, a  pesar de que entonces Castro había condenado el intento de golpe de estado, pues lo unía una amistad con Carlos Andrés Pérez. Una vez fuera de la cárcel, lo primero que hace Chávez es ir a Cuba a conocer al presidente cubano, y es recibido con honores de Jefe de Estado.

A partir de aquí se selló una amistad que fue más allá de su lecho de muerte, pues hoy son los mismos hermanos Castro los que que tratan de mantener el legado de Chávez. El presidente venezolano, antes de partir a La Habana en su último viaje, dejó como su heredero presidencial a Nicolás Maduro e instó a la población venezolana a que votara por éste, en el supuesto que él muriera y se convocaran nuevas elecciones, como lo plantea la constitución; y así fue, murió Chávez, asumió Maduro la presidencia interina, en vez del Presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello, que era lo correcto constitucionalmente.

El pasado domingo 14 de abril, se realizaron las elecciones y el resultado ha sido muy ajustado y quizás complicado, Maduro 50.66% y el líder de la oposición Henrique Capriles 49.07%. Todo indica que Venezuela es un país polarizado, ya que,  a pesar de las llamadas misiones (programas sociales) y la promesa por parte de Maduro de aumentar los salarios, existe una amplia masa popular que no desea el continuismo del chavismo.

También hay que tener presente, que el Consejo Nacional Electoral de Venezuela está compuesto por simpatizantes del chavismo, a pesar de que el ex presidente Jimmy Carter ha dicho que el sistema electoral venezolano es el más transparente de la región. Este resultado no solamente va a ser una lucha voto a voto en el reconteo que se ha pedido, sino es el principio del fin del inicio de lo que podría derivar en una posible guerra civil.

Maduro es el hombre de Cuba

Nicolás Maduro, no solamente es el heredero de Hugo Chávez, también es la pieza cubana. Su historia personal lo demuestra, fue captado en los años 80’ por el desaparecido Departamento de América del Comité Central del PC cubano, se capacitó en la Escuela “Ñico López” del Partido Comunista en Cuba.

En las reuniones celebradas en La Habana con un Chávez moribundo, los Castro y la cúpula chavista se orquestó la sucesión de Maduro. Hay que tener presente, que la Venezuela de Chávez es la que suple el lote de petróleo que enviaba la ex URSS a Cuba.

Se envía a la isla más de 100 mil barriles de petróleo diario; Cuba necesita 80 mil, el resto lo vende en el mercado internacional. Pero además, Maduro es la persona que garantizará las ayudas petroleras a las pequeñas islas anglófonas y francófonas del Caribe, a Nicaragua y el apoyo económico a otros países de la región como Ecuador, Bolivia y hasta la decaída economía argentina. Esperemos que la sensatez política y social impere en el hermano pueblo venezolano, que reine la paz y el desarrollo en bien de Venezuela y Latinoamérica. (Por: Luis F. Popa*) - (Fuente: IBC - 23 de abril de 2013)