Universidad nuestra de cada día, dádnosla hoy

Lic Sergio Benites Romero (Docente universitario) Se me pide un artículo sobre la perspectiva de la universidad en la localidad, al instante me sorprende que al evocar lecturas, entrevistas, participación en eventos, etc, la tendencia va inexorablemente crítica, ello es bueno en un doble sentido, primero porque es difícil dejarse engañar por lo que las publicidades venden y segundo porque se mantiene una sólida exigencia académica
 
La realidad universitaria local es una muestra representativa de lo que acontece en todo el país:, crecimiento de la oferta de educación superior aunque no necesariamente a la par con un aumento de nuevos y mejores ciudadanos, desarrollo de seminarios y ferias de investigación científica pero sin producir y aplicar el conocimiento nuevo, gastos en la producción de monografías y tesis aunque no necesariamente para provecho de la sociedad porque se constituyen en archivos polvorientos de bibliotecas, existencia de muchos convenios interinstitucionales pero reducido intercambio académico entre estuiantes, solo por citar algunos aspectos.

¿Cuáles son las actuales condiciones de nuestras universidades para su despegue? Lamentablemente los representantes gubernamentales – desde los municipios hasta el congreso – no ostentan la suficiente especialización en el sector para impulsar una revolución educativa, menos aún se desconoce si les interese el tema.

Hoy los claustros universitarios ya no padecen de los grupos ideologizados que politizaban a los estudiantes. Cabe precisar que si bien es cierto cubren la demanda, ello no significa que cubren la calidad, tal como lo ha afirmado en una reciente entrevista el Dr. Juan Carlos Morante (UARM), al respecto, las exigencias de mejoras en los servicios siempre han existido pero la contemporánea fuerza exógena de la acreditación es al parecer muy seria.

Además el panorama de efectivas rendiciones de cuenta cobran más atención porque asistimos a la víspera de una de las reformas más controvertida: el sufragio universal en cada universidad, sin duda se avizoran tiempos nuevos y estamos con el tiempo para ser prudentes con todas las variables, no se debe subestimar ninguna, sino veamos lo que acontece en Chile.

Es cierto, además de la tendencia descrita, nuestras universitarios chimbotanos experimentan amargamente la particularidad del típico trato a las provincias, es decir, el menosprecio académico porque sienten que por más horas dedicadas y reconocimientos en su alma mater de origen sus cartones son más livianos (“no pesan”) que los que se emiten en las pomposas universidades de la urbe capitalina, esto último evidente y definitivamente no es una cuestión de publicidad.

Otra particularidad de nuestras universidades es que no se adaptan del todo a la dinámica mutisectorial porque si esta es cambiante, es correcto que se aperturen nuevas especialidades ese proceso lo pueden asumir bien, lo que no asumen es la clausura de las que quedan rezagadas o fuera de vigencia social.