Una aproximación a la poesía de Nuevo Chimbote

(Por: Ricardo Ayllón - El Ornitorrinco) La provincia del Santa cuenta ya con una tradición lírica reconocida a nivel nacional, y es que desde la segunda mitad del siglo pasado, con la aparición de las primeras muestras individuales y las primeras agrupaciones de poetas, esta tradición comenzó a enraizarse con la única certeza de que para tiempos actuales sería toda una realidad.

vientos del surChimbote, en aquel panorama creativo, era todavía una sola y vasta jurisdicción, sin el actual fraccionamiento que presenta desde hace dos décadas dividiéndolo en los distritos de Chimbote (al norte) y Nuevo Chimbote (al sur), razón por la cual, los enfoques del trabajo literario hecho en esta parte de la costa de Ancash tenían la vastedad de una única circunscripción.

Pero ahora, para nadie es un secreto que existen sensibles diferencias entre ambos distritos, algunas de las cuales van más allá de las meras características demarcatorias. Nuevo Chimbote —en comparación con el «viejo» distrito de Chimbote— es percibido como un territorio de promisorio capital humano, con un crecimiento ordenado y una proyección urbana que parece seguir un verdadero patrón de modernidad; lo cual ha hecho que el distrito sureño logre una importante individualidad y, gracias a ello, sea observado y aquilatado hoy como un territorio que comienza a ganar su propia identidad.

 

II

Sobre la base de esta premisa, no me parece prematuro ofrecer muestras del trabajo creativo desarrollado al interior del distrito.

En el caso particular de este volumen que congrega la producción lírica, el lector encontrará un repaso de lo hecho por sus agentes teniendo como patrón la cronología promovida por sus años de nacimiento, sin descartar, obviamente, sus verdaderos lugares de procedencia, pues estos servirán para comprobar el carácter joven de Nuevo Chimbote.

Atraídos por la gran trasformación social y económica suscitada con el fenómeno de la pesca industrial y las oportunidades laborales accesorias a esta, los primeros habitantes del sur de Chimbote fueron inmigrantes del resto del país que definieron aquí su residencia, experimentando el peso de la nostalgia por el terruño dejado y —a la vez— su condición de vecinos de un territorio donde emprendían una forma de vida distinta.

Urbanizaciones primigenias como Buenos Aires, Bruces y Bellamar acogieron a un primer grupo de foráneos organizados en minisociedades de empresarios, empleados públicos, profesionales, pescadores, etc., para conformar el punto de partida de esa gran aventura ciudadana denominada posteriormente Distrito de Nuevo Chimbote.

Y esta historia ha sido también el soporte para la presencia de sus artistas y escritores. De este modo, poetas como Manuel Arteaga Rosales y Óscar Zevallos Marín, naturales de las serranías de Ancash y La Libertad, respectivamente, saben cantarle a su tierra de origen, y, sin embargo, son llamados también por temas de índole universal como las que atañen las sensibilidades social y existencial.

Pero el trabajo expresivo y estilístico de estos dos poetas trasluce todavía el temblor de un arte con evidentes signos iniciáticos, es decir, escriben más por el impulso que produce la conmoción de sus espíritus que por pensar en hacerse de una carrera literaria con los cuidados técnicos que esta exige. Tal característica es, por supuesto, el reflejo del carácter juvenil de una sociedad como la chimbotana, donde no existen aún las condiciones ni los requerimientos para un arte mejor logrado.

Pero Nuevo Chimbote es también cuna de una de las instituciones educativas que sin duda favoreció el reciente y acelerado desarrollo cultural de la provincia: la Universidad Nacional del Santa.

Debido a su institucionalización previa a la creación oficial del distrito, es posible contar actualmente con una importante promoción de profesionales, entre los que se encuentran serios creadores literarios.

Docentes y estudiantes de esta universidad, gracias al rigor intrínseco que incumbe a todo centro superior de estudios, supieron ofrecer una poesía mejor lograda. Poetas como Ricardo Cotrina Cerdán (docente) y egresados como Azágar (seudónimo de Santiago Azabache García), Maribel Alonso, Pablo Moreno Valverde, Elmer Coral o, los más jóvenes, Juan Onzer y Viscely Zarzosa, han brindado sus primeros escarceos líricos en paralelo a su desempeño profesional o estudiantil.

Ya sea escribiendo en silencio (Alonso), orientando a los estudiantes (Cotrina), conformando agrupaciones literarias o editando revistas especializadas (Azágar, Moreno, Coral, Onzer, Zarzosa), estos poetas consiguieron manifestar (y todavía lo hacen) sus logros estéticos con el necesario amparo académico que exige en tiempos actuales una labor tan sensible como la poesía.

Lo mismo ha ocurrido con Denisse Vega Farfán, doblemente estimulada en su formación universitaria, pues si bien estudió Derecho en la Universidad César Vallejo (donde obtuvo sus primeras preseas literarias), pasó también por la Universidad Nacional del Santa (UNS) conformando el Taller de Arte Palamenco, en el cual es seguro que cinceló mejor su espíritu creador; mientras que Sonia Paredes Soto, que en un primer momento estuvo alineada a agrupaciones de poetas instituidas en la UNS (como Trincheras y El Universalismo), estudió luego Educación, reforzando así su formación personal y profesional.

Insular —con referencia al contexto académico chimbotano— es el caso de Augusto Rubio Acosta, quien, formado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima), llegó a nuestra provincia a vivir su experiencia creativa y difusora de la mano del Grupo de Literatura y Arte Isla Blanca, pero siempre teniendo a Nuevo Chimbote como referente cultural y personal.

Se trata pues de poetas de los nuevos tiempos, nuevos como este distrito que necesita conocer la obra creativa de sus hijos, pues solo así el actual poblador neochimbotano sabrá reconocerse como tal y valorarse en su independencia cultural.

III

“Vientos del sur. Imagen de la poesía neochimbotana” no es una antología ni una selección con sentido cancelatorio, sino más bien un mosaico que pretendo poner de modelo en función del acopio de material realizado para este volumen, tomando en cuenta —no obstante— a poetas con una presencia distinguible dentro del distrito, ya sea en períodos pasados, presentes o con una proyección en el tiempo percibida como cierta.

Se trata, en suma, de un criterio tan importante como es el de la conciencia creativa, es decir la identidad del poeta como tal, decidido a enfocar su rumbo vivencial por ese camino.

No he condicionado esta muestra a un parámetro temático ni estilístico. Aquí se encuentra la libertad del creador con todas sus aflicciones y esperanzas, con el cúmulo de su experiencia estética e íntima, desnudo ante un lector que sabrá aquilatar su trabajo desde sus propios referentes lectorales.

Se trata de un trabajo, además que, en lo personal, debo agradecer al escritor Víctor Hugo Alvítez, quien me ha brindado buena parte de la bibliografía consultada, gracias a su labor frente al Centro de Documentación Regional «Ancash».

Queda pues en vuestras manos el objetivo final de esta primera muestra de la creación lírica en Nuevo Chimbote.

Y es que será con la lectura de este libro como se cerrará el círculo de esta maravilla que es el trabajo literario ahora que asoma como una porción certera del rotundo repertorio cultural de este distrito. Porción que los invito a disfrutar en toda su dimensión con el cariño y paciencia que merecen nuestros poetas locales.

(Texto introductorio del libro “Vientos del sur.  Imagen de la poesía neochimbotana”)