(Por: Hugo Grández) Que los vehículos motorizados recorran las avenidas a diario no es noticia; que las personas tomen las calles para disfrutar de ellas sí. Esto es posible gracias a campañas de algunas municipalidades que programan cierres temporales al transporte vehicular en avenidas céntricas de algunos distritos, cediéndolas a los vecinos para que jueguen, practiquen deporte, las recorran en familia, o simplemente disfruten de unas horas libres de la bulla y el humo de los motores.

Esta es una excelente iniciativa local y coloca a nuestros barrios a la altura de grandes ciudades de América y el mundo, en el sentido que ceden calles primeramente al servicio de las personas como naturalmente debe ser, y no solo a disposición de los vehículos para que hagan lo que quieran en ella.

Lamentablemente, esta iniciativa que humaniza una gestión local y la acerca a la gente, es muchas veces temporal, y termina durando unos meses o pocas semanas. Y pasa que cuando las personas ya se empiezan a hacer una buena rutina y a programar sus domingos en familia, se dan con la sorpresa de que estos domingos de calles tomadas por las personas se terminaron.

Respecto a ello, dos cosas. Por un lado, los gobiernos locales deberían institucionalizar un día de la semana para que algunas calzadas estén restringidas únicamente al disfrute de las personas. Esto será provechoso para todos: para los vecinos, para el medio ambiente, y hasta para el alcalde porque algunos votos se ganará con esta política.

Y segundo, señores funcionarios municipales, cuando rediseñen las calles, no piensen solo en la comodidad de los vehículos, porque pensando así es que nos están dejando cada día menos veredas y áreas verdes. Piensen también, en que nosotros, nuestras familias y también suyas, se merecen un barrio pensado también para el peatón, con estándares mínimos para seguir llamándonos humanos.