Idiosincrasia del transporte público

colectivos chimbote(Por: Sergio Benites) Los chimbotanos poseemos a nivel provincial cuatro tipos de transporte público, los que van desde una capacidad masificadora hasta la de un servicio exclusivo: las tenemos con las líneas de microbuses, de combis, de autos denominados “colectivos” y las taxis.

Estos dos últimos deberían ser considerados los de mayor comodidad – en teoría – sin embargo los indicios del crimen de Sheyla Arce Arrelucea nos alertan,  cada vez que necesitamos desplazarnos debemos pensar si la muerte va o no al volante.

Los servicios de transporte públicos son temerarios porque no garantizan ninguna seguridad, al mismo tiempo el costo de una vida nos ha recordado dolorosamente que la inseguridad ciudadana además de la vial son problemáticas sociales, es decir, no estamos frente a un caso aislado de una universitaria asesinada sino que estamos ante un verdadero fenómeno social oculto pero presente, anónimo y público, camuflado y dañino.

El caso conmociona la opinión pública y sus características han alcanzado el análisis del transporte público. En los últimos años la expansión de la ciudad ha demandado el incremento de más líneas de transporte así como el incremento de las rutas mismas.

Sin embargo también se ha generado una cultura peculiar del transporte que amenaza con oficializar el cementerio como paradero final. Nuevamente un problema se agenda porque se ha desbordado de sus causes y ello implica responsabilidades compartidas aunque ahora los sectores y autoridades irresponsablemente se laven las manos.

En la lógica de los transportistas, los requisitos para pertenecer a alguna línea de transporte no son problemas porque pueden presentar todos los documentos – algunas veces falsificados -, piensan que no resulta económico cubrir la ruta completa porque se termina a veces con un solo pasajero, cosa que no ocurriría si tuvieran la obligación de registrarse en marcadores electrónicos en puntos fijos durante todo su recorrido.

Se les conoce bien porque van desde los que creen que el aseo no es importante sobre todo si los pasajeros deben soportar eventualmente la transpiración de axilas hasta los que se creen súper pilotos  capaces de conducir y contestar celulares al mismo tiempo, muchos han confundido sus trámites porque poseen licencia para el transporte terrestre pero se sienten conduciendo jets.

Los choferes formales tienen una responsabilidad directa con la informalidad porque en sus recorridos detectan vehículos “piratas” que utilizan sus propias líneas  - facilidad que no tienen los pasajeros – sin embargo no reportan los detalles de estos casos (placa, lugar, hora, etc.). Existe en estos abusadores del claxon una tendencia a pensarse imprescindibles, que los necesitamos día a día.

En la lógica de las asociaciones y gremios de transportistas, se carece de una sólida noción de calidad, creen que unas pautas verbales a sus afiliados son suficientes para que sean buenos conductores

¿Por qué no se capacitan todos en temas de Responsabilidad Social aplicadas a su sector? ¿Por qué no se capacitan todos en marketing? ¿Por qué no mejoran su atención en modales  y laboran con una presentación uniformada?

A propósito de los requisitos de rutina exigido, deberían incorporar el de exámenes toxicológicos, un operativo al respecto les traería muchas sorpresas, créanlo.

En la lógica de algunas autoridades, conocen que el sector transporte es de su competencia, saben de sus funciones pero pareciera que se han estacionado en la idea de que la realidad no ha de cambiar. Si no existe un Comité de Seguridad Vial  ¿entonces por qué no involucran en el Comité de Seguridad Ciudadana a los gerentes de las líneas de transporte?

Según sus cifras en mano se han reducido significativamente los asaltos por carteristas a plena luz del día, pero se han ido incubando y creciendo – como en el ersto del país – nuevas formas de asalto con el crimen más organizado.

Son totalmente conscientes de su descrédito, saben que los ciudadanos no queremos más de sus actas de compromiso, acuerdos multisectoriales suscritos para la foto porque solo nos contentaríamos con un solo documento, uno solo, en el que sus cargos queden cercanos a la renuncia de sus cargos  

En la lógica del delincuente, se cree que accediendo en una línea como “pirata” existe la posibilidad de mimetizarse exitosamente para cometer diversos actos delictivos como execrables a la vez y burlar a los custodios. Se creen eficientes y eficaces en los malabares del hampa sobre ruedas, sus movimientos son calculados considerando que los transportistas poco o nada han hecho por desmarcarse de estos.

En la lógica de los pasajeros existe una espantosa pasividad, les cuesta asumir un empoderamiento por denunciar de inmediato arbitrariedades y abusos, su protagonismo fiscalizador posee un freno automático ¿Qué han ganado siendo solo pasajeros que padecen o son testigos de la pésima calidad de transporte recibido? Vean los titulares y noticias todos los días.

Como todo se concatena en sus partes, cada lógica culpa a otra, los pasajeros señalan a las autoridades y transportistas, estos a su vez culpan al ente edil, la PNP culpa a  los delincuentes, todos en la misma confusión buscamos culpables nadie empieza reconociendo sus faltas.

Es cierto que la inseguridad ciudadana es más compleja porque comprende otras modalidades delictivas además de la sufrida por la universitaria fallecida. Menudo círculo vicioso que todos abordamos diariamente y del que deseamos bajar sanos y salvos.