Hasta el cierre de edición

cierre edicion(Por: Hugo Grandez Moreno) Llegas, miras la pizarra de la oficina y allí está tu nombre, tu comisión. Pasas un buen rato llamando por fono y ´linkeando´ en la internet para conseguir datos del asunto encomendado; coges lapicero, block y MP3, iphone o tu grabadora analógica, no importa, la cuestión es que grabe.

Te diriges al punto, cubres, entrevistas, te llaman “chismoso”, “entrometido”, te susurran un “lárgate”, pero igual, tomas nota; tienes los datos, subes a la camioneta y  le dices a Cárdenas –conductor estrella de la chamba- “vuela gordito”; llegas a la oficina, apuras el paso, te sientas y sin darte cuenta,  tus dedos ya están cabalgando correlones sobre el teclado de la compu porque a esta hora del día ya estás en el cierre de edición.

El cierre. Ese momento que nos llena de adrenalina; ese fragmento del día en que sientes que tanto estudio, tanta clase, tanto profe mal humorado, tanta amanecida, tanta práctica pre-profesional, tanta inversión, valió la pena.

Esa partícula de tiempo de la jornada periodística donde el cerebro hierve, el corazón se agita, y los dedos se mechan con el teclado, mientras por todos lados te ruegan, te piden, te exigen a gritos: “La Nota”.

Entre el punteo (de guitarra) de Santana saliendo del parlante de aquella radio que está a punto de degradarse, la voz chillona de Jéssica Tapia leyendo noticias en canal N, y la sarta de lisuras que lanzan en el área de prensa porque falta un dato, porque sobra un dato, o porque ese dato no era el dato.

Te despercudes del mundo, revisas tus apuntes, pescas la pepa, encuentras por donde levantar tu nota, y tus falanges, falanginas y falangetas, en asocio con la hemorragia de ideas que produce tu cerebro, empiezan a danzar sobre las teclas hasta que, finalmente, una sonrisa da cuenta que, por fin y gracias a todos los Santos, terminaste tu Nota.

Punto final, la chequeas por última vez, la mandas, y recién allí sientes cómo el corazón vuelve a su lugar.

Termina la faena. Ultimas el café, apagas la compu, te pones el saco, “chau, chau con todos” y continúas el camino de tu historia hasta el siguiente  CIERRE DE EDICIÓN.

¡Feliz Día del Periodista!