Doña Alejandrina Osorio: Madre y fortaleza de una vocación

Conozca la historia de la familia del sacerdote Giovanni Sabogal

Chimbotenlinea.com (Diario Diocesano Mar Adentro).- Una familia común y corriente como cualquiera. Así se considera la familia Sabogal Osorio, dedicada al campo en el distrito de Santa. Sin embargo, sí tiene algo en particular: en el seno de esta cuna humilde surgió la vocación por el sacerdocio del segundo de sus hijos, quien a sus 16 años sorprendió a sus padres al anunciarles que decidía ser sacerdote antes de estudiar una carrera universitaria.

(Foto cortesía)

Es la familia del joven sacerdote Giovanni Sabogal,  formada en valores, basada en el diálogo y la ayuda fraterna, según nos cuenta la señora Alejandrina Osorio Valverde, mamá del sacerdote; quien señala además que han promovido una relación de familia íntima. “Cuando hay un problema, siempre nos reunimos papá, mamá e hijos porque en la intimidad de la familia hablamos las cosas como son”, nos dice.

En esta familia siempre se ha hablado de Dios y luego de recibir el sacramento de la Primera Comunión el padre Giovanni se insertó a la parroquia como acólito junto a su hermano mayor. Sus tres hermanos menores también se fueron incorporando en diversos grupos de la parroquia al igual que doña Alejandrina, quien actualmente integra el Grupo de Liturgia.
Como el primer hijo no llevó una carrera universitaria, los papás de Giovani esperaban que él ingrese a la universidad; sin embargo, cuando terminó la secundaria, el joven de 16 años les dio la noticia que ingresaría al preseminario antes de una academia preuniversitaria.

La primera respuesta de su madre fue ¡no!, por el temor de que corra la misma suerte del desaparecido padre Sandro Dordi y por la delicada salud de su hijo. Sin embargo, luego confió en que Dios cuidaría de él. Don Filomeno, padre de Giovani, y sus hermanos también aprobaron su decisión. Mientras que su madre se esforzaba por no hacerle sentir su temor y tristeza.

El mismo apoyo recibieron los demás hijos en las decisiones personales que tomaron, siempre resolviendo los conflictos con diálogo y promoviendo la fraternidad entre hermanos.

Un hijo sacerdote, una bendición

En su ordenación en el 2004 toda su familia derramó lágrimas de emoción y no de pena. “Es una alegría y una bendición tener un hijo sacerdote, además de un reto el hacer vida lo que él predica”, nos dice su mamá. Ella se siente emocionada de haberlo entregado a Dios. El papá, por su parte, le acompaña cuantas veces puede en las  misas que celebra, siempre emocionado y muy orgulloso.

Hoy la familia del padre Giovani, párroco en El Trapecio, le sigue dando ánimo cuando llega a casa cansado a veces por el trabajo, la incomprensión y el rechazo de algunas personas, por eso nunca pierde la sonrisa. En ciertas ocasiones, todos se unen en oración cuando participan de sus celebraciones litúrgicas. (Isabel Tamariz – CECOPROS)