5 Tips para el trabajo en equipo

(Por: Hugo Grández) Era una oficina donde los “cuchillos” cruzaban por aire y tierra; un callejón donde correteaban como mínimo unas siete puñaladas; era un puñado de trabajadores que desgastó su espíritu por culpa de sus propios serruchos, y que nunca dejaron de convivir como un grupo de gente haciendo trabajos. Un buen día, María (una de esas patas que con la mirada y la voz te pone quieto en prima) les recordó algo básico y sencillo: “Los objetivos se alcanzan solo si se trabaja en equipo”.

1: Lo programático VS lo operativo

NO ES POSIBLE construir equipo para alcanzar objetivos, si las “claridades” solo se elevan hasta el nivel operativo y no se desprenden de las certidumbres programáticas, como debería ser.

Un equipo que no se ha empoderado colectivamente de su misión, de aquello que es el fin de su hacer, tiene un futuro no superior al de la incertidumbre. Actuar así, es como ser parte de un equipo que juega en la cancha, patea y patea, pero sin saber a qué arco dirigir el balón.

La historia relata tantos casos de equipos cuyos logros se medían por el nivel de ajetreo, el número de pasos dados en el día, las resmas de papel impreso, o la hora a la que salía el último de la oficina.

A decir de Fishman, la gran tentación de los equipos es pasar de seres humanos a “haceres humanos”, cuyo vértigo en la rutina les impide mirar la belleza del horizonte. Los equipos que se consolidan, que se fortalecen, son precisamente aquellos que convirtieron lo programático en su respiración. Lo operativo, como dice el cristiano, se dará por añadidura.

2: El espejo VS el duchazo

trabajo equipo
NO ES POSIBLE construir equipo para alcanzar objetivos, si solo miramos el lado bonito de las cosas. Como en las películas, siempre es bueno mirar  “el lado oscuro”. Negarnos a hacerlo sería como poner en una urna a Maquiavelo o se le diera el indulto a desubicados personajes como Fujimori o Montesinos.

En los procesos de construcción y consolidación de equipos SÍ IMPORTA dar cuenta, al detalle, de los medios que permitieron alcanzar los fines, de las causas, de sus orígenes, de aquello que finalmente nos permite mostrar el lado bonito de la Fuerza.

Cualquier educador o facilitador, por muy novato que fuere, tiene en su caja de herramientas a la Evaluación como una práctica no solo permanente, sino necesaria y clave para mejorar los procesos.

La evaluación es algo así como un duchazo. Nos permite estar limpios y sanos, pero para eso es necesario un refregón de agua y jabón. Es una relación de causa y efecto. Lo uno resulta de lo otro.

El verse bonito al espejo, sin un buen baño, es una belleza ficticia conseguida a base de cremas y pinturas, pero con una rutina afrancesada del baño como lo inusual. La evaluación como el duchazo, es siempre necesaria en la consolidación de los equipos de trabajo.

3: El yo VS el todos

NO ES POSIBLE construir equipo para alcanzar objetivos, si los intereses personales se superponen a los intereses del equipo. El figuretismo es un problema conductual muy de moda que daña el espíritu del equipo.

Muchos equipos con las mejores intenciones se caen porque una o pocas personas del mismo núcleo se consideran los imprescindibles frente a los demás que, según ellos, no lo son. Así, sufren de esa común enfermedad que afecta al YO, y se autoproclaman los salvadores de la historia institucional, frente a los otros que  “solo la desprestigian”.

Si bien los equipos se construyen con personas concretas, hay que caer en la cuenta de que cada uno tiene sus habilidades, sus funciones y, fundamentalmente, sus ideas. En un deporte de equipo, por ejemplo, éste tiene grandes posibilidades de ser vencido si solo uno se pone a jugar y los otros se quedan mirándolo.

Por otro lado, también podría ser vencido si todos en el equipo fueran obligados a cumplir la misma función, porque como en el vóley, la defensa  debe defender, la levantadora levantar, y la matadora hacer puntos.

En el vóley, solo al cambio de posición hay un cambio de función. Así, el Yoyismo debe quedar fuera de las oficinas, y el reconocimiento a la importancia del otro y de su trabajo debe ser una buena, sana y crónica costumbre entre quienes forman parte de un equipo.

4: El “de frente” VS a “tus espaldas”

NO ES POSIBLE construir equipo para alcanzar objetivos, si se da aquella insana y baja rutina de ataques por la espalda o el tan mentado raje. Un equipo que tiene la costumbre de resaltar el perfil negativo del otro (a veces sin fundamento) a sus espaldas, aparte de evidenciar problemas de orden mental, es un equipo con costumbres rastreras, que lo único que logra es generar distancias, conflictos y problemas.

Este tipo de conductas ponen, además de manifiesto la pésima imagen del autor o autora del raje. En casos como estos, Goleman sugiere desarrollar la inteligencia emocional y, si así se deseara, desarrollar la capacidad de enfrentar directamente a la otra persona, poniendo de manifiesto lo que uno se piensa de él. De lo contrario, será bueno guardar sus impresiones.

No es de un prójimo, esperar a que el otro le dé la espalda para empezar a vociferar lo que no pudo decirse en su cara el momento que debió. Malo, muy malo.