Jorge Noriega será recordado como incansable luchador de la justicia social

Chimbote en Línea (Santa) Gran pesar en la sociedad civil ha causado la noticias del fallecimiento, anoche, de Jorge Noriega Cardozo, quien por largos 18 años no dejó de clamar justicia por el secuestro, desaparación y posterior asesinato de nueve campesinos santeños, entre ellos su hijo.

Lo vimos siempre adelante, en Santa, Chimbote y Lima, cargando sus años y su pena; liderando un sinnúmero de marchas, llevando en el pecho la foto de sus hijo y gritando justicia a voz en cuello. Cuántas veces tuvo que dar su doloroso testimonio.

Lo vimos llorar con el corazón destrozado en las audiencias de la Comisión de la Verdad y Reconciliación; mantenerse en silencio en las vigilias, cada 4 de mayo, que por 18 años se realizaron en Chimbote, recordando a los desaparecidos. Su duelo fue largo, pero no estuvo solo; como aquél día que finalmente, los restos de su hijo y de los otros ocho campesinos, llegaron en ataudes a Santa para ser sepultados.

Jorge Noriega no se lleva nada, pero su sencillez y coherencia, su perseverancia y esperanza con la que vivió, nunca será olvidada por aquellos que lo conocieron. Su nombre cruzó las fronteras no sólo porque vivió el horrendo crimen de su hijo y por su búsqueda incansable durante 18 años, sino por su tenaz e incansable reclamo por la justicia y la paz para el Perú y el mundo.  

Los restos de Noriega son velados en su vivienda en el poblado de Santa (esquina de las calles César Vallejo y José Carlos Mariátegui). Varias organizaciones preparan moentos culturales para rendirle homenaje en estas horas de velatorio. Sus restos serán sepultados la tarde del viernes.  (Redacción central) 

 

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