Luchemos por nuestra dignidad… no más violencia

Chimbote en Línea.- (Periodismo Escolar) Para poder opinar sobre este tema voy a remontarme a sus orígenes, pero el problema es que estos  incidentes, aún son inciertos, no se sabe con exactitud de dónde parten tales abusos, porque fijándonos en la época prehistórica,  ella trabajaba al igual que el hombre, claro en oficios distintos, como hacer abrigos de pieles, preparar medicinas, cocinar, pero eran labores igual de importantes.

Avanzando en la historia llegamos a la cultura egipcia donde a la mujer no se le consideraba ni más ni menos que el hombre, mucho menos igual al varón, sino como su complemento, un contraste completamente diferente, pero que al juntarse encajaban de manera perfecta, por ello el matrimonio no era económico o religioso, simplemente ratificaba el hecho de que un hombre y una mujer deseaban convivir. El marido debía garantizar el bienestar de su esposa.

Existen muchos antecedentes más, como en la antigua Grecia, donde comenzando una sociedad machista como lo es el patriarcado, la mujer solo servía para casarse, hasta el mismísimo Aristóteles, pues creía que la parte intelectiva del alma femenina era débil y necesitaba una supervisión, qué tales pensamientos.

A todo esto, qué es lo que podemos rescatar de esta información tan valiosa. Simple, solo basta con analizarla, ya sabiendo que la violencia y la mentalidad del “sexo débil” se fue difundiendo y enraizando como un tumor en la sociedad en general, volviéndose su estado cada vez más grave.

En la actualidad ya estamos dando grandes avances para exterminar  este problema y poco a poco lo estamos consiguiendo, pero mientras en los rincones más oscuros y apartados siga existiendo este mal, nunca lo solucionaremos.

A veces hasta las mismas mujeres son machistas y se hacen inferiores transmitiendo a su descendencia esa mentalidad perpetua de “abusador y abusada” y así van lavando el cerebro de las siguientes generaciones:” Me quedo callada porque tengo  un hijo con él”,” No lo denuncio porque lo amo mucho, por eso no lo dejo… los golpes pasan”… ¿Hasta cuándo estas mentalidades?...deben acabar. Las mujeres tenemos que aprender a defendernos, pero primero debe cambiar el pensamiento de sumisión.

Es cierto, el hombre y la mujer son distintos, difieren completamente, pero es eso lo que nos debe unirnos y eso es lo que debería hacernos vivir en armonía, no maltratando, no abusando, no violentándonos. Si entre ellos, porque la mención va para ambos extremos, siendo sincera, no me parece correcta la palabra “feminicidio”.

¿Qué es lo que lo diferencia de un homicidio?, no discuto de que en la primera existan muchas incidencias y más aún ganas de que estas disminuyan, pero aparte de ser mujer también somos seres humanos y partir de ese término feminicidio ya nos estamos diferenciando.

En pocas palabras no queremos, ni ninguna mujer debería querer su apoyo ni mucho menos su pena en estas situaciones, tachándonos de pobrecitas e indefensas, no nos sirve porque con pena o no el abuso ya está hecho, la única manera de solucionar esto es que las personas detengan su mano justo antes de llegar a la cara de una mujer y esto lo podemos lograr educando a  los niños, jóvenes desde el seno familiar y en la escuela misma. Nadie tiene derecho de ser agredido, respetarnos es sinónimo de vivir en un clima de paz, tranquilidad y por ende lograremos un país con una amplia salud mental. La mujer debe luchar por su propia dignidad, porque es capaz de defenderse ante los monstruos desalmados que existen en nuestro país.

Alumna:  Adriana Fernández –Dávila Morales                                                                                                                                                                

Grado:4to I.E.P.P. MUNDO MEJOR                                                                                                                                               

Profesor asesor: Juan Miguel Paredes Arana

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