No temas, ten fe (Por Fray Héctor Herrera O.P.)

Chimbotenlinea.com (Por: Fray Héctor Herrera O.P).- Cuántas veces, encontramos a un papá o una mamá, angustiados por que su hijo está enfermo. De la vida cotidiana como Jairo, jefe de la sinagoga, que en su angustia acude a Jesús, nos habla hoy Mc. 5,21-24.

 

 

 

Jairo pertenece a una institución religiosa que no reconoce a Jesús, y no encuentra vida en ella. Acude a Jesús, en quien va reconociendo que él tiene vida y que puede sanar a su hija. Jesús siente compasión ante la angustia de este padre, y se pone en camino (v.23-24).

Una mujer que padecía una hemorragia hacía doce años (v.25), había gastado su fortuna en médicos y no lograba alcanzar la salud, piensa y dice: “con solo tocar su manto, quedaré sana”(v.28). Sufría doble marginación por su condición de mujer y por padecer de hemorragias la ley la consideraba impura. Ambos rompen con la Ley: una “impura por acercarse al maestro” y el maestro por tocar a una “impura”. La mujer se postra ante él, asustada y temblando (v. 33). La actitud de Jesús es distinta a la de los maestros de la Ley y le dice: “Hija, tu fe te ha sanado”.

La fe de Jairo y de esta mujer da un nuevo sentido a nuestra manera de pensar respecto a la mujer. Los que creemos en el Dios de la vida, manifestado en Jesús, buscamos la vida, porque “Dios no hizo la muerte, ni goza destruyendo a los vivientes”(Sab 1,13). Los que no creen en la vida, siembran la muerte y se burlan de la vida (v.40).

Jesús nos enseña que la vida vence a la muerte del egoísmo, la violencia. Hay vida más allá de la muerte, cuando hay generosidad, solidaridad, búsqueda por ayudar al enfermo, al agonizante, cuando salimos de la agonía del temor y desaliento. Y escuchamos la palabra de Jesús: “A ti, te lo digo levántate” (v.41). Y comenzamos a caminar como la niña con fe, esperanza, optimismo, dejándonos tocar en lo más profundo de nuestro corazón por Jesús. Porque él tiene palabras de vida eterna. Él nos invita a descubrir la riqueza del amor y de la generosidad en el compartir.

Solo Jesús puede descubrirnos que nuestra vida tiene un nuevo horizonte, porque Él es el autor de la vida. Cada creyente y no creyente es responsable de proteger y promover la vida. La solidaridad de quienes tienen en abundancia, es un reto a la vida: compartir con los más necesitados, para mejor su calidad de vida: “Que la abundancia de ustedes remedie en este momento la pobreza de ellos, para que un día la abundancia de ellos remedie la pobreza de ustedes, así habrá igualdad. Como está escrito: A quien recogía mucho no le sobraba, a quien recogía poco no le faltaba” (2 Cor. 8,14-15).