Yo soy la Luz del mundo, dice Jesús

Chimbote en Línea (Por: Pbro. Segundo A. Díaz Flores)  Apreciados hermanos, en el IV Domingo de Cuaresma, la Palabra de Dios en el anterior domingo nos hablaba del agua, en este domingo el Evangelio, nos presenta la luz. Agua y Luz son símbolos del Bautismo. La Iglesia a través de estas lecturas prepara a los catecúmenos para la Vigilia Pascual, día que se bautizaban.

En el Evangelio Jesús, por su apariencia, por no tener fama no es reconocido, al igual que David, por ser muy joven, no pensaban que era el elegido de Dios. “Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón”.

Hoy en día al igual que en los tiempos de David y de Jesús, podemos apreciar a las personas por sus apariencias. No valoramos a las personas que están enfermas, a los pobres, a los niños que piden limosna en las calles, a los mendigos, a los drogadictos, a las prostitutas, a los delincuentes. Pensamos que esas personas no tienen mucho valor, los respetamos pero no los valoramos. Estamos ciegos, pero de una ceguera espiritual.

La ceguera espiritual solo puede curarnos Jesús, como al ciego de nacimiento, que le hizo ver no solo la luz natural, sino también la Verdadera Luz del mundo que es el mismo Jesucristo.

Que María nos acerque a su hijo Jesús para dejarnos guiar por su iluminación que es el Evangelio.

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