¡Que la Navidad sea un espacio de encuentro entre hermanos!

Chimbote en Línea (Por: Mons. Angel Francisco Simón Piorno - Obispo de la Diócesis de Chimbote) La corta travesía del Adviento, nos conduce a la Navidad. La sabiduría multisecular de la Iglesia, ha previsto que esta Fiesta tan entrañable no sea una más dentro del Año Litúrgico, sino que tenga relieve especial. ¿Qué es la Navidad? No es otra cosa que la actualización para nosotros, hombres y mujeres del siglo XX, del misterio del nacimiento del Hijo de Dios, que se hizo hombre en las entrañas de la Virgen Madre.

En la plenitud de los tiempos. Dios no se detuvo en barras. Quiso manifestarnos su amor sin mesura, puso su casa en medio de nosotros y compartió con los seres humanos todas las miserias que nos aquejan, excepto el pecado.

El niño que nace en Belén ve la luz de este mundo en la precariedad y en la pobreza más absoluta. Cuán diferente de la nuestra es la lógica divina. Los pobres, los que no tienen nombre ni apellido conocidos, son los primeros en recibir el anuncio del coro de los ángeles: El Salvador del mundo ha nacido en Belén. Todos nosotros, agobiados por los diarios problemas de la vida, nos sentimos reconfortados en este niño. Él se ha hecho solidario con cada uno, y de una manera muy especial, con aquellos a quienes la vida les ha negado todo.

¡Qué despropósito, celebrar el nacimiento de Jesús con la mesa atiborrada de manjares, cuando el Hijo de Dios no tuvo ni siquiera una casa dónde nacer. Qué despropósito celebrar con dispendio la Navidad, cuando a nuestro alrededor, en la periferia, cuántos pobres y excluidos nos tienden la mano!

La Navidad celebrada con la debida preparación debería convertir nuestro egoísmo en solidaridad y nuestro individualismo, en cercanía y fraternidad.

En el año dedicado por el Santo Padre a revitalizar la familia, sea para nosotros ante todo y sobre todo un espacio del encuentro de hermanos de sangre, y también un descubrimiento de hermanos en la fe.

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