En octubre iniciemos el tiempo de preparación para la visita de Francisco

Chimbote  en Línea.- (Por: Monseñor Ángel Francisco Simón Piorno).- Iniciamos el mes de octubre, el mes del Señor de los Milagros con el propósito de adecuar nuestras vidas al Evangelio de Jesús. Muchos vivimos en la lejanía, sin relación alguna con Dios y con Jesucristo el Salvador. Él puede hacer el milagro de nuestra conversión y cambiar nuestras vidas, ya que la indiferencia nos destruye por dentro.

El mes de octubre ha de ser además, tiempo de preparación para la visita del Papa Francisco, que viene a nosotros para confirmarnos en la fe y alentarnos en el seguimiento del Señor.

Si bien algunos desde la increencia cuestionan esta visita, nosotros los creyentes la tornamos como un regalo de Dios. Él es el Pastor de la Iglesia Universal, escogido para ser el Vicario de Cristo en la tierra; llega hasta nosotros no como un turista, ni como un familiar para pasar unos días con nosotros, al igual que sucede en cualquier familia. Viene porque así lo exige su ministerio apostólico; él sabe muy bien que el nombre de Jesús tiene que resonar hasta el último confín de la tierra.

Además de su profunda espiritualidad, reconocemos en él, al intrépido misionero y al buen Pastor, que busca reconducir al redil a tantas ovejas descarriadas. Además su sensibilidad humana lo acerca a los excluidos de y desheredados de este mundo.

En Puerto Maldonado, al parecer, convocará un Sínodo sobre la Amazonía, que se ha convertido en pulmón de la tierra. Allí nos hablará de la casa común, de la naturaleza regalo de Dios, del cuidado, de la creación.

Sus palabras chocarán con tantos intereses creados, que explotan inmisericordemente, no solo a nuestros ríos y bosques, sino también a seres humanos y de una manera muy especial a mujeres y niños, que son los más vulnerables.

Ante los formidables retos que tiene nuestro país y que él enfrentará, tenemos que orar insistentemente, igual que lo hizo Jesús con Pedro cuando este era asediado por Satanás: "Yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca y cuando te hayas recuperado confirma a tus hermanos".

Con los brazos abiertos y abiertas las puertas de nuestro corazón, te recibimos con ilusión y esperanza, Santo Padre.

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