Chimbote, 3 de mayo del 2012

Chimbotenlinea.com (Fuente Cecopros).- Después de haber realizado esta marcha por la paz y por la vida, me gustaría reflexionar con ustedes muy brevemente en torno a una de las bienaventuranzas que salieron de labios de Jesús y que son como su velada biografía interior, como un retrato de su figura.

(Foto Mónica Gismondi)

Él es el Príncipe de la paz y construye la paz solo aquel que sufre ante el dolor y lucha por conseguirla.

"Dichosos los que trabajan por la paz porque ellos serán llamados hijos de Dios". San Pablo en la segunda carta a los Corintios, nos exhorta "en nombre de Cristo, les pedimos que se reconcilien con Dios".

La enemistad con Dios es el punto de partida de toda corrupción del hombre. Superarla es el presupuesto fundamental para la paz en el mundo. Solo el hombre reconciliado con Dios puede estar también reconciliado y en armonía consigo mismo y solo el hombre reconciliado con Dios y consigo mismo puede crear paz a su alrededor y en todo el mundo.

La resonancia política que se percibe en esta bienaventuranza, muestra todo el alcance de esta Palabra.

Que haya paz en la tierra, es la voluntad de Dios y por lo tanto es también la tarea encomendada por Él a los hombres.

Los cristianos sabemos que el perdurar de la paz, va unido al que nos mantengamos en el beneplácito de Dios. El empeño de estar en paz con Dios en una parte esencial del propósito por alcanzar la paz en la tierra.

De ahí, queridos amigos, proceden los criterios y las fuerzas para realizar este compromiso. Cuando el hombre pierde de vista a Dios fracasa la paz y predomina la violencia, la violencia que observamos todos los días con atrocidades impensables, como lo vemos sobradamente claro en el puerto de Chimbote.

Que San Pedro Apóstol protector de este puerto y la Santísima Virgen del Carmen Patrona de la ciudad, hagan de nosotros intrépidos defensores de la vida y de la paz.

Que así sea.

Monseñor Ángel Francisco Simón  Piorno

Obispo de la Diócesis de Chimbote