Junto a la familia y la escuela, la educación es tema de toda la sociedad

Chimbote en Línea (Por: Mons. Angel Francisco Simón Piorno) El Sínodo de la Familia  celebrado en octubre, en Roma, y el Documento de la V Conferencia del Episcopado en América Latina y El Caribe ( Aparecida-Brasil, 2007)  obligan a la Iglesia Diocesana a recuperar la alianza entre familia y sociedad, como ámbitos complementarios; ante la emergencia educativa de las nuevas generaciones.

La crisis empieza por nuestras familias.  Éstas han dejado de ser el lugar donde se transmite la cultura, los valores éticos y humanísticos, las experiencias religiosas fundamentales, que alimentaron a los pueblos del Perú durante siglos.

La familia ha dejado la tarea educadora en manos de la escuela y ésta, como testifica la experiencia diaria, no está siendo fundamentalmente formadora.

De otra parte, la sociedad peruana está viviendo un momento de transición, donde todos los valores se ponen en tela de  juicio y no se vislumbran con claridad nuevos enfoques antropológicos, éticos y religiosos.

La Iglesia está urgida a recuperar la familia como el lugar educativo por excelencia, como ámbito propicio para formar a la persona y recuperar su dignidad.

Junto a la familia y la escuela, la educación es tema de toda la sociedad.  Es tarea indispensable establecer redes entre la escuela, la familia y la Iglesia para crear un clima favorable al crecimiento integral de los niños y de los jóvenes.

No podemos permitir que la familia sea indiferente a la dimensión ética y religiosa en los currículos.  Solo cuando la persona se abra a la trascendencia, puede alcanzar la libertad y el pleno sentido de la existencia.

El Sínodo de los Obispos urge a la familia a estar alerta para evitar que la drogadicción, la delincuencia, el relativismo ético y la anomia hagan estragos en un sector tan vulnerable como la niñez o la juventud y considera que además de esta alianza, es necesario que se preocupe de la formación permanente de los maestros en un cambio de época y ante la emergencia educativa.

Los grandes desafíos que enfrenta hoy la sociedad, obligan a la familia a recuperar la cultura del encuentro, la cultura de la comunicación frente a la subcultura del aislamiento, la cultura del diálogo frente a la subcultura del individualismo.

No nos cabe la menor duda que la desestructuración de la familia y los gravísimos atentados contra la vida humana, no ayudan en absoluto a crear un clima en la célula básica de la sociedad y de la Iglesia, de amor que en definitiva es el aire que necesita el alma para respirar y el único remedio para las neurosis que afectan a las nuevas generaciones y que han empujado a muchos a la droga, al sexo desenfrenado y a lo que es más grave, al sicariato de adolescentes en nuestras ciudades.  De nada sirven políticas públicas represivas, si la familia no vuelve a ser espacio de ternura y de diálogo.    

(Publicado en Mar Adentro, noviembre 2014)

 

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