Crónica del martirio de los sacerdotes polacos Miguel y Zbigniew en Pariacoto

Chimbote en Línea.- El día viernes 9 de agosto de 1991 en la casa religiosa de Pariacoto el P. Zbigniew se encontraba solo con los tres postulantes. El superior estuvo de viaje, y el P. Miguel estuvo retornando en la camioneta de la misión, acompañado de un grupo de catequistas, de Huaraz, donde participaron en una actividad formativa.

En el pueblo todo parecía transcurrir con la rutina de lo normal. Sin embargo un desconocido dialogaba en plena plaza con el P. Zbigniew, con evidentes signos de cierta animosidad. Un joven insistía preguntando sobre la hora del esperado retomo del P. Miguel, lo que después de los hechos no pareció pura curiosidad.

Hacia el atardecer unos extraños comenzaron a pintarrajear las paredes de los edificios frente a la plaza y el edificio de la municipalidad. Al anochecer los invasores, armados y con los rostros cubiertos, arrestaron al alcalde, buscaron sin resultado al gobernador de distrito y a unos acusados de robo del ganado.

Luego se presentaron en la Iglesia como los "compañeros" y tocaron la puerta de la entrada y reclamaron la presencia de los religiosos "para hablar con ellos". Los ataron de manos y los llevaron en las camionetas de la misión hacia la municipalidad, que no dista mucho de la parroquia, dejando, a insistencia de Zbigniew, a los postulantes.

Luego el mando político del grupo les increpó, en la presencia de una religiosa, dentro de la camioneta secuestrada de la misión, y los trasladaron a ellos y al alcalde al Pueblo Viejo, y en las inmediacio­nes del cementerio los han ejecutado junto con el alcalde de Pariacoto. Perpetrado el crimen se retiraron en las camionetas secuestradas hacia Cochabamba, encontraron en el camino al alcalde de Cochabamba que bajaba a su casa en Pariacoto y lo ejecutaron igual.

El pueblo participó con espontáneas muestras de reconocimiento del valor de la muerte de los Padres. Muy dolorido manifestó valientemente y abiertamente su protesta contra lo injusto y hasta absurdo de esta muerte en todas las etapas del proceso fúnebre.

Las numerosas muestras de estos sentimientos acompañaron a los mártires en los hechos que siguieron su heroico sacrificio: el levantamiento de cuerpos, misa celebrada por el Obispo Luis Bambarén en la iglesia de Pariacoto en la madrugada del sábado, traslado de los cuerpos a Casma para la autopsia, el traslado de los ataúdes del hospital a la iglesia de Casma, multitudinaria celebración en el templo de Casma el sábado a las 10 de la noche…

El traslado de los ataúdes de Casma a Pariacoto el domingo 11 de agosto con las estaciones en Cachipampa, Quis Quis, Yaután, Santa Isabel; misa en el templo de Pariacoto a las 3 p.m; la deposición de los cuerpos en los sarcófagos después de la misa celebrada el 12 de agosto en Pariacoto; flores, discursos, lágrimas, vigilias de oración prolongada, con la fervorosa participa­ción de niños, jóvenes, mujeres, varones y un grupo de hermanos evangélicos; testimonios efusivos del bien que hicieron entre ellos los hermanos sacrificados, amados de todos. (Tomado de www.beatificaciochimbote.org

 

 

 

 

 

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