En el corazón del hogar

Chimbote en Línea (Por: Fray Héctor Herrera) Los padres de Jesús, María y José, fieles a la tradición de su pueblo, presentan al niño en el templo, a los ocho días, para ser circuncidado (Lv 12,3) y le ponen el nombre. Lo presentan en el templo para ofrecerlo a Dios, como el primogénito (Ex 13,2.12.15), al mismo tiempo que se realiza la purificación de la madre.

Sus padres eran una familia pobre. Por eso ofrecen dos tórtolas o pichones (v.24). Así como nuestros abuelos se alegran con el nacimiento de un niño o niña, se encontraba en el templo, el anciano Simeón. Había esperado ver este acontecimiento.

Toma al niño en sus brazos, signo de acogida del Dios hecho niño y bendice a Dios por su ternura y su amor (v.28) Su alabanza se dirige al cumplimiento de lo que había anunciado el profeta Isaías. Mis ojos han visto al Salvador, quiere decir "salvación de  Dios" (cf Is 40,5), "luz para alumbrar a las naciones" (cf Is 42, 6), "gloria de Israel" (cf Is  46,13).
Los creyentes tenemos que volver a redescubrir la salvación de Dios en nuestras familias, para que éstas sean cunas del amor de un Dios que entra  en el corazón del hogar. Él es la luz que ilumina la vida del hogar para hacer nacer el amor a Dios, a uno mismo y a los demás.

Las buenas relaciones entre padres e hijos, nace de la común unión que se construye en el diálogo, en saber escuchar y decirse el uno al otro.

Escuchar en la contemplación de Dios, el único amor que es vida para comprendernos y acogernos. Jesús es la gloria de Dios que se manifiesta cuando en el silencio y la profundidad sabemos reconocer que cada mujer y varón somos hechura en las manos de Dios, dejémonos amar por Él, que nos impulsa a buscar su gloria en las cosas sencillas de cada día para ir creciendo y madurando con los hijos.

Simeón se alegra y le anuncia a su madre: “Este niño será un signo de contradicción” (cf Is 65,2). Jesús es salvación para todos. Los que lo acojan y acepten tendrán vida y caminarán rectamente en su presencia, pero para los que lo rechacen será signo de muerte. La vida pasa por la cruz y la resurrección, es lo que está anunciándole a María: “una espada atravesará tu corazón” (v.35).

Ana representa al pueblo fiel y con esperanza, da gracias a Dios, porque en este niño, se cumple plenamente las promesas hechas por  Dios, para liberar a su pueblo en todas las dimensiones de su vida.

Los sencillos y humildes padres de Jesús, escucharon que Dios tenía grandes sorpresas no solo para ellos, sino para la humanidad. Con esa fe profunda en el Dios que nos salva y libera en las condiciones concretas de la vida, volvieron a Galilea, a su casa. “Y el niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría y el favor de Dios lo acompañaba” (Lc. 2,39-40)

¡Cuánto tienen las familias que aprender de la familia santa, crecer y fortalecerse en el  amor con sus hijos. Tomar el tiempo para escucharlos, acompañarlos, guiarlos, estar atento a los retos del mundo de hoy para hacer crecer en su corazón las semillas del evangelio para afrontar los retos del mundo de hoy. El Papa Pablo Vi decía: “Nazaret es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús, es la escuela donde se inicia el conocimiento de su Evangelio” (Alocución 5.1.1964).  
 

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