El Pan de Vida

Chimbote en Línea (Por: fray Héctor Herrera) Mucha gente seguía a Jesús, por los signos que hacía con los enfermos, nos relata Jn 6,1-15. El evangelista ubica este signo de la multiplicación de los panes, dentro del contexto de la Pascua judía. Hay un paralelo entre el hombre que le lleva el pan a Eliseo y lo reparte a la multitud (2Re 4,42-44).

Jesús mismo es el Pan de vida. Él nos enseña a continuar su misión como Iglesia. El Papa Francisco nos llama a una seria reflexión: La crisis "nos hace pensar en la enorme cantidad de alimentos que se desperdician, en los productos que se destruyen, en la especulación con los precios en nombre del dios beneficio".

Jesús sintió compasión al ver a tanta gente, hambrienta de la Palabra, pero también de alimento. Felipe le responde: Doscientos denarios no bastan (v. 7). Andrés, hermano de Simón Pedro, le dice “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes y dos peces” (v.9).

Desde un niño insignificante, Jesús nos da una hermosa lección. Son los pobres y débiles los más dispuestos a compartir. Ordena que la gente se siente en la hierba, tomó el pan, da gracias a Dios y lo repartió entre la gente (v. 10-11). Hermosa lección para nosotros, cuando nos reunimos para celebrar la eucaristía, hacer nuestro lo que Jesús hizo.

Él es el Pan de vida, que se nos da en alimento, que sacia nuestra hambre de pan, creando condiciones de vida más dignas, que nace precisamente de ese espíritu nuevo que infunde en sus discípulos, que la acción de gracias va unida al compartir, en el gesto solidario que brota del reconocimiento que Dios no quiere diferencia entre las personas, sino que a todos ama libremente.

En ese gesto de compartir quiere enseñarnos que no hay común unión con Dios, si no amamos de corazón y con obras a nuestros hermanos. “¿Hasta cuándo se seguirán defendiendo sistemas de producción y de consumo que excluyen a la mayor parte de la población mundial, incluso de las migajas que caen de las mesas de los ricos?

Ha llegado el momento de pensar y decidir a partir de cada persona y comunidad, y no desde la situación de los mercados. En consecuencia, debería cambiar también el modo de entender el trabajo, los objetivos y la actividad económica, la producción alimentaria y la protección del ambiente. Quizás ésta es la única posibilidad de construir un auténtico futuro de paz, que hoy se ve amenazado también por la inseguridad alimentaria. (Papa Francisco, Carta al Presidente de la FAO 16.10.2104)

Jesús intuye que la gente quiere proclamarlo rey y se retiró solo a la montaña (v.15). El peligro es buscar hoy a los falsos mesías que prometen y no cumplen, o buscar soluciones del momento a los problemas, sin pensar en el futuro de las generaciones ni del bienestar de todos. Jesús nos invita a mirar más lejos, desde el interior de la persona, a tener una visión nueva del mundo y cómo quisiéramos que fuera ese mundo para los demás.

San Pablo nos recuerda vivir de acuerdo a nuestra vocación cristiana (Ef 4,1-6) siendo humildes, comprensivos, tolerantes. Esforcémonos por vivir la unidad como Jesús  quiere con el diálogo respetuoso pensando en el bien común, en especial de los más excluidos. Preocupémonos porque el pan del amor y del respeto por todo ser humano, sea una realidad. Eduquémonos en la libertad para dar paso a un corazón y una mente nueva que transforme nuestros egoísmos en obras de amor y confianza (Fr. Héctor Herrera, o.p.)

DOMINGO 17 T.O. CICLO B. D. 26.7.2015. JN 6,1-15

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