Navidad del Señor, la Palabra se hizo carne

Chimbote en Línea.- Es una de las más bellas y profundas páginas del evangelio del Prólogo de Juan evangelista. Jesús, el Dios con nosotros, se encarna en nuestra historia: “La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad” (Jn 1,14).

Este niño es la luz que ilumina nuestras vidas, nuestros corazones y nuestra mente. “Porque él es la luz verdadera que ilumina a toda persona” (Jn 1,9). Él nos trae la presencia de la luz, “porque romperá el yugo de la opresión, la mentira, la sangre de tantos inocentes, la corrupción y los poderes ocultos de la muerte (Is. 9,3-4).

Sus padres María y José experimentan la alegría del niño. Los primeros a quienes se les anuncia esta buena nueva son los pastores: “No teman, les doy una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la ciudad de David, el Salvador, el Mesías y Señor” (Lc 2, 10-11). “Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: sobre sus hombres descansa el poder y su nombre es: Consejero Admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de la Paz” (Is. 9,5). Este Dios está con nosotros, se hizo pobre para que nosotros fuéramos ricos por su pobreza (2 Cor 8,9).

Los cristianos, hemos visto la gloria de Dios. La Palabra de Dios se ha encarnado, ella es vida y la vida es la luz que ilumina a la humanidad (Jn 1,1-2). Dios hecho niño, nos sonríe y toca a nuestro corazón para ser más humildes, sinceros, honestos, sensibles al otro, a. Seamos portadores del amor y de la verdad. “Porque a todos los que lo han recibido, hemos llegado a ser hijos de Dios” (Jn 1,13). Su Palabra es vida y verdad.

Tú tienes vida, cuando amas, valoras tu vida y la vida de los demás. La vida es un don de Dios, está en nuestras manos realizarla y transformarla por la pura gracia de Dios. Yo soy el Señor de la vida que quiere y ama la vida.

Yo soy la Palabra viva del PADRE, hablo contigo, para que tú sepas comunicarte, dialogar, escuchar y estar atento como papá y mamá, como hija, hijo en el corazón de tu familia. Yo nazco en ti y en tu hogar, en el corazón de la sociedad cuando se abren al diálogo y construyen puentes de reconciliación en base a la justicia y la verdad.
Yo soy ese Dios hecho niño, que te sonríe para que la guerra, la violencia cese y seamos portadores de paz.

Yo soy tu salvador vengo a liberarte de todo pecado, miedo, división, rivalidades e indiferencian. Soy el amor que libera “si se aman los unos a los otros como yo los he amado” (Jn 15,12). El amor nos hace más humanos y más divinos. Yo soy Jesús que crece contigo, canta, ríe, llora, en toda persona.

Hoy nazco en tu corazón, en el corazón de tu hogar para sea mi cuna de amor y de comprensión entre padres e hijos. Donde hay amor, tolerancia, comprensión y respeto nazco cada día en medio de ustedes. Hagan vida de su vida mi Palabra, con gestos de solidaridad y confianza porque soy, el Principio y el fin de la humanidad. (Fr. Héctor Herrera, o.p.)
 

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