El más pequeño de mis hermanos

Chimbote en Línea.- (Por: fray Héctor Herrera)  Teresa de Calcuta vivía con alegría, amor y compasión ese servicio a los pobres. Hizo suyas las palabras de Jesús de las cuales nos habla y cuestiona el evangelio de Mt. 25, 31-46. “Jesucristo es el rostro humano de Dios” (DA. 392). Él se hizo pobre para enriquecernos con su amor. De esta identificación con los más pequeños y excluidos de la sociedad nos habla Jesús.

Jesús es rey, no como los de este mundo que dominan y no escuchan el llamado del cuidado del medio ambiente y del calentamiento del planeta. Jesús dirá a los justos: “Vengan benditos de mi Padre a recibir el reino preparado para ustedes” (v. 34). Los que se comprometieron con la justicia, serán llamados justos porque respondieron al proyecto de Dios (v.37), sirviéndolo en los pobres, porque “Los rostros sufrientes de los pobres son rostros sufrientes de Cristo”. Ellos nos interpelan como Iglesia en la pastoral y en nuestras actitudes (cf. DA. 393).

Hoy los pobres del mundo nos interrogan: Somos 7 mil millones de seres humanos en la tierra, pese a que hay suficientes alimentos, mil millones de hambrientos mueren de hambre. “El hambre es una amenaza, no sólo para la vida de las personas, sino también para su dignidad” (PC). Responder concretamente a los hambrientos supone un cambio profundo en la vida política, económica, social y ética de los gobernantes de los países desarrollados y de los nuestros. Unido al hambre está el problema del agua.

Nosotros vemos en nuestro país la pérdida de más de 15 nevados, el desglacimiento de los nevados en América Latina, en el ártico, Asía y África, tiene que llevarnos a una profunda reflexión.

Hacia el año 2050, el problema del mundo será muy serio. Informes de UNEP (Programa del medioambiente de las Naciones Unidas). “En las zonas polares la factura del cambio climático será estremecedora: sin necesidad de llegar a la temida fusión de los polos, la salud de sus pobladores ya está muy amenazada por la alta concentración de mercurio y otras sustancias contaminantes en el entorno del que obtienen toda su alimentación.

Mientras que el agujero de la capa de ozono necesitará no menos de cincuenta años para recuperarse”.

Era emigrante (v.35). De los 49 millones de pobres en EE.UU, 28 millones son latinoamericanos. Y otros son obligados a emigrar por el tráfico de personas, en nuestro país  y en el mundo.

Estuve enfermo (v.36).Las condiciones de vida de los pobres: niños, ancianos es deplorable, por la carencia de alimento, agua, educación, salud.

En ésta época de la globalización, si bien los TLC acercan las economías y la expansión de productos, sin embargo se desprotege la industria nacional como la textil, la explotación de minerales, sin políticas claras de protección del medioambiente y del recurso agua, tiene graves consecuencias de nuevos rostros de excluidos: indígenas sacados de su territorio, “víctimas de la violencia, desplazados y refugiados, víctimas del tráfico de personas y secuestros, desaparecidos, Sida, enfermedades endémicas, tóxico dependientes, adultos mayores, niños y niñas que son víctimas de la prostitución, pornografía y violencia, trabajo infantil, ( DA. No. 402).

Jesús nos cuestiona a los que hicieron y dejaron de construir el reino de Dios. No podemos cerrar los ojos, los oídos y el corazón frente a las realidades del otro: hambre, sed, desnudez, enfermedad, cárcel, medio ambiente, dignidad del niño y de la mujer, desocupación y trabajo son realidades concretas que urgen un cambio y una mirada nueva de los laicos para crear una cultura ética que priorice el servicio y al amor del ser humano. Seremos juzgados por el amor con que servimos o dejamos de servir.

DOMINGO 34 T.O. D. 23.11.2014. MT. 25,31-46.

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