Rema Mar Adentro (Por fray Héctor Herrera o.p.)

Chimbote en Línea (Evangelio Dominical).- ¿Quién es este Jesús que atrae a tanta gente? La gente tiene hambre de Dios. Se agolpa no en el templo, sino a las orillas del lago de Genesaret, donde trabajan humildes pescadores para ganarse el pan de cada día. De esto nos habla el evangelio de Lc. 5,1-11.

(Foto Internet)

Jesús es tan humano,  sensible y cercano que nos muestra a un Dios cercano que se mete en la vida, en el mundo del trabajo de pescadores que habían tenido una dura faena, sin muchos resultados. “Cuando terminó de hablar a la multitud, Jesús le ordena a Simón: navega mar adentro y echa las redes (v.4). Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos sacado nada, pero ya que tú lo dices, echaré las redes” (v. 55).

Simón como nuestros pescadores conocen bien donde está el pescado y a veces pasan noches sin dormir sin conseguir nada. Tal vez como nosotros, Simón duda por un momento, pero a la vez tiene esperanza de confiar en la Palabra del maestro. Y ante el signo de la abundante pesca se asombra. Abre sus ojos y su corazón que el reino de Dios se manifiesta en la colaboración con otros: pesca y trabajo.

Se reconoce con humildad como pecador y le dice ¿Apártate de mí, Señor, que soy un pecador! (v. 8). El miedo se apodera de él. Y Jesús  le da ánimo como a nosotros, lo llama a una misión en el mismo lugar de su trabajo diario. También hoy Jesús nos llama a descubrir la grandeza divina del amor, la compasión y la misericordia de Dios, en el mundo de hoy.

Es la fuerza de su Palabra que nos llama a remar mar adentro, tirar las redes para liberarnos de todo lo que nos ata, divide. Él nos invita a una nueva vida para que con un testimonio coherente todos los cristianos, seamos seguidores de Jesús, aquél que ha venido a traernos vida, luz, mostrarnos un camino lleno de gracia. “No temas, en adelante serás pescador de hombres” (v.10).

Como Simón y sus compañeros a veces sentimos miedo de abrir un nuevo camino en la vida. Sentimos temor, angustia, miedo. Y Jesús nos  muestra la confianza y la fe en Dios que es un Padre que nos ama y nos llama a compartir la experiencia de Dios con otras personas. Así lo comprendió Isaías, su disponibilidad para llevar la Palabra de Dios: “Aquí estoy, mándame” (Is. 6,8).

“Y dejándolo todo lo siguieron”. Ese desprendimiento total para una vida nueva, cambió la vida y la historia de estos humildes pescadores. Hoy también cambiaremos nuestra vida, si nos despojamos de toda comodidad y nos lanzamos como Pablo a anunciar la buena noticia de Cristo muerto y resucitado y que está en medio de nuestra comunidad cuando somos signos de vida, alegría, paz, reconciliación y fraternidad.
 Qué hermosa carta de Pablo 1 Cor. 15,1-11 “Tanto yo como ellos, proclamamos lo mismo y esto es lo que ustedes han creído (v. 11).

Cada cristiano que ama y cree cambiará su corazón y el de otras personas, si somos coherentes, alegres y gozosos en reconocer que en cada ambiente, lugar y trabajo, podemos y debemos ser testigos de aquél que nos invita a una nueva vida. (Por: Fr. Héctor Herrera, o.p.)