Hoy se cumple la escritura (Por Fray Héctor Herrera o.p.)

jess-en-el-temploChimbote en línea (Evangelio Dominical).- Al terminar Jesús de leer en la sinagoga el texto de Is. 61,1-3, anuncia hoy se cumple la Escritura. De esa buena nueva para los pobres y excluidos nos habla el evangelio de Lc. 4,21-30.

“Todos le aprobaban y se admiraban de sus palabras llenas de gracia que salían de su boca”(v. 22).  Es la buena nueva del reino que ya está entre nosotros. Ya no habrá más muerte ni dolor, hambre, no serán más oprimidos ni excluidos por los poderosos, sino les revela el amor de un Dios Padre que nos ama, que quiere la tierra para todos, donde el egoísmo de unos pocos no permita el despojo ni la miseria de las grandes mayorías.

¿Qué es lo que molestó a sus paisanos, si al inicio todos le aprobaban? El presentarse a sí mismo en quien se cumplían las promesas de liberación de Dios y el haber omitido la frase de la venganza de Dios. Él nos muestra a un Dios compasivo y misericordioso, que hace nuevo todo y que sella el corazón del ser humano en una alianza de amor y de respeto del uno por el otro.

Y se preguntan ¿cómo éste hijo del carpintero José va a saber más que nosotros?. Es el rechazo del profeta como lo habían hecho antes con Jeremías aquel joven tímido y tartamudo, a quien Dios escogió para anunciar la buena nueva a las naciones (Jr 1,4-10). Sus paisanos como hoy en nuestro tiempo, creen saberlo todo, conocer a Dios y estar lejos de él, no dejarse cuestionar por los problemas de injusticia, insalubridad, hambre, se rasgan las vestiduras, porque no reconocen el valor y la presencia de Dios en Jesús.

Es la mezquindad e indiferencia de sus paisanos que no reconocen el tiempo de gracia. También hoy los creyentes podemos rechazar ese tiempo de gracia, de la vida de Dios en medio de nosotros. Jesús nos dice: “Ningún profeta es aceptado en su patria”(v. 24). Y comienza a cuestionarlos y a cuestionarnos por nuestra falta de fe. Elías fue enviado a la viuda de Sarepta; Eliseo sanó a Naamán el sirio.

 La salvación es universal y por eso cierran su corazón y sus oídos a la Palabra de gracia. Se indignaron y lo llevan a un barranco para despeñarlo (vv. 28-29). Este rechazo de Dios nos muestra a un Jesús luchando contra el poder de Satanás. La mentira, la ambición del poder y del dinero, el desprecio por la vida humana, la indiferencia ante el dolor humano, la insensibilidad nos conduce al rechazo del amor a Dios y al hermano.
Jesús nos ha traído el evangelio de la vida y de la verdad. Él se abrió paso y continuó su camino (v. 30). Siguió fiel a la misión evangelizadora encomendada por el Padre. Hoy nosotros como Iglesia tenemos que ser fieles a esa misión de Jesús.

El reino de Dios está en medio de nosotros, exigiéndonos conversión de nuestras comodidades para ponernos en camino a anunciar que Jesús está en medio de nosotros, cuando construimos nuevas relaciones de amor, amistad, comprensión en el corazón del hogar, en el centro de trabajo, en la sociedad. Cuando hacemos posible la justicia y la libertad de Dios en medio de nuestro pueblo. Fe en Jesús es aceptar y concretizar en nuestras vidas testimoniando su palabra de gracia y de sabiduría. (Por: Fr. Héctor Herrera, o.p.)