Llamados a la santidad

Chimbote en Línea (Por: fray Héctor Herrera) Todo cristiano está llamado a la felicidad, en cualquier estado y condición, “llamados por Dios a la perfección de la santidad propia del Padre” (L.G. 11). Hoy fiesta de todos los santos, el evangelista Mateo, nos propone buscar la felicidad, como un proyecto de vida.

Mt 5,1-12 Jesús en el sermón del monte nos presenta la Carta Magna del nuevo pueblo de Dios. Él nos invita a ser felices para entrar en el reino de Dios.

Felices los pobres de corazón, que no ponen su felicidad en las riquezas de quienes los oprimen, ni en la codicia, honores, o de los que se enriquecen ilícitamente. Felices porque buscan la felicidad en Dios como centro de sus vidas. Son en las comunidades cristianas donde comparten la fe, la alegría de vivir un mundo con rostro más humano y donde nos evangelizan. Porque son el evangelio viviente. Felices los que eligieron ser pobres como Jesús, porque abrieron un camino nuevo en la historia.

Felices los afligidos por diversos problemas, porque buscan el sentido de su vida en el consuelo y la misericordia de Dios que les da fuerza y consuelo para luchar contra todas las adversidades de la vida, porque “Cristo resucitó venciendo a la muerte con su muerte y nos dio vida” (G.S. 22).

Felices los que son desposeídos, los emigrantes que mueren como el niño Aylan Kurdi en una playa de Turquía y cuatro menores ahogados en el mar de Grecia, huyendo de la guerra,  porque heredarán la tierra, porque Dios está de tu parte.

Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque el Evangelio es la buena nueva que te invita a construir una comunidad fraterna y justa, cuando todos nos esforzamos por hacerla realidad. 800 millones de personas hambrientas claman por respuestas concretas, como nos dice el Papa Francisco: “Tener en cuenta los derechos de los hambrientos y acoger sus aspiraciones significa ante todo una solidaridad transformada en gestos tangibles, que requiere compartir y no sólo una mejor gestión de los riesgos sociales y económicos o una ayuda puntual con motivo de catástrofes y crisis ambientales. Es esto lo que se pide a la FAO, a sus decisiones y a las iniciativas y programas concretos que se lleven a cabo en los distintos lugares” (JMA 16.10.2015).

Felices los misericordiosos, cuando tratamos con misericordia y compasión a nuestros hermanos, abriéndoles las puertas de nuestro corazón para conducirlos a Dios.

Felices los de corazón limpio, viendo en el otro la imagen viva de Dios, abriendo caminos de solidaridad, búsqueda de la verdad y comprensión como hijos de un mismo Padre Dios, trabajando por la paz como Mahatma Gandhi, Martín Luther King, Teresa de Calcuta.

Felices los que son perseguidos por causa de Cristo, porque son testimonio vivo de fe, como la Hna. Agustina Rivas, de las Hermanas del Buen Pastor, asesinada por Sendero Luminoso el 27.9.1990. El evangelio de la vida, verdad, paz, justicia y reconciliación vivido en serio nos hace buscar siempre la felicidad en Dios y en el amor a nuestros hermanos.

DOMINGO 31 T.O. B. D. 01.11.2015 MT. 5,1-12

 

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