Peregrinación por la bahía de Chimbote

Chimbote en Línea.- “¡En mi juventud me he bañado en esa playa! ¡No puede ser que ahora no podamos ni acercarnos! ¡Cómo se ha destruido nuestra hermosa bahía!” Fueron las expresiones de una agente pastoral participante de la segunda Peregrinación por la bahía de Chimbote en conmemoración de la Jornada Mundial de Oración por el cuidado de la Creación. Y realizada como una acción significativa diocesana por la Delegación de Pastoral Social.

Más de un centenar de fieles laicos, religiosas y sacerdotes participaron del recorrido por la ribera  de la bahía (desde Miramar hasta La Libertad) para conocer y sensibilizarnos sobre la realidad y deterioro de nuestro mar. A través de imágenes recordamos lo que fue la Perla del Pacífico donde chimboteros y chimboteras disfrutaban de las aguas transparentes y arenas doradas antes del boom pesquero.

La explotación industrial desmesurada con características de “capitalismo salvaje” no respetó para nada las condiciones mínimas de la naturaleza al tener a la bahía como vertedero y potencial espacio de muerte.

El recorrido con cantos, reflexiones de textos bíblicos y de la encíclica Laudato Si del papa Francisco proporcionaron a los participantes elementos para discernir nuestra fe y conocer la realidad de vulneración de derechos fundamentales generados por la contaminación industrial pesquera. También se tuvo información técnica que permitió conocer las consecuencias (pobreza extrema, problemas en el saneamiento básico, residuos sólidos, suelo, mar y aire contaminados como también la erosión), de la sobre explotación industrial en siete estaciones entre la ribera y las zonas urbano marginales.

Se realizaron conclusiones y compromisos relacionados con el quehacer personal y comunitario para contribuir en la salvación de nuestra bahía y, por ende, en el cuidado de nuestra casa común.

Con trabajo organizado y solidario posibilitaremos que los niños y niñas de hoy puedan disfrutar de nuestro mar limpio en un tiempo no muy lejano, como lo hacían nuestros padres y abuelos. Nuestra esperanza debe hacerse acción. (Víctor Mendoza Barrantes-Comisión de Justicia Social)
 

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