
El Apocalipsis, que es el libro de la esperanza y de la gloriosa venida de Cristo resucitado al final de los tiempos, describe en lenguaje profético -a veces difícil de entender- lo que sucederá en el fin del mundo, pero no fija fecha alguna.
Las exhortaciones amorosas de Jesús a estar preparados, se imponen ya hoy y siempre, pues el día y la hora del final del mundo para cada persona humana será la muerte, que hará desaparecer de su vista la tierra y todas las realidades de este mundo. Pero por la fe sabemos que la muerte es la puerta de la resurrección y de la vida eterna.
Lo que sí hay que tener son las llaves de esa puerta: fe, esperanza y amor hechos vida y obras. El amor a Dios y al prójimo, son los dos amores que nos garantizan la salvación a través de la muerte natural o al fin del mundo. Sobre las velas y el agua bendita Jesús no ha dicho nada, y tampoco los apóstoles y evangelistas.