“Que la humanidad se sirva de la riqueza y no sea gobernada por ella”

Chimbote en Línea (Cuestion de fe)  Más 2.500 participantes procedentes de casi 100 países, entre los que se incluyen 40 jefes de Estado, más de 1.500 líderes empresariales de las mil compañías , representantes de organizaciones internacionales, la sociedad civil, los medios de comunicación, la educación y las artes, participaron del 44 Foro Económico Mundial que se celebró en Davos (Suiza) a fines de enero. A todos ellos, el papa Francisco les exhortó a abordar la economía con un enfoque inclusivo que tenga en cuenta la dignidad de toda persona humana y el bien común.

“Estoy convencido que una apertura tal a lo trascendente puede dar forma a una nueva mentalidad política y económica, capaz de reconducir toda la actividad económica y financiera dentro de un enfoque ético que sea verdaderamente humano. La comunidad económica internacional puede contar con muchos hombres y mujeres de gran honestidad e integridad personal, cuya labor se inspira y guía por nobles ideales de justicia, generosidad y atención por el auténtico desarrollo de la familia humana. Os exhorto a aprovechar estos grandes recursos humanos y morales, y a haceros cargo de este desafío con determinación y visión de futuro. Sin ignorar, por supuesto, los requisitos específicos, científicos y profesionales, de cada sector, os pido que os esforcéis para que la humanidad se sirva de la riqueza y no sea gobernada por ella”.

Citando la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, el Santo Padre recuerda que "son de alabar los avances que contribuyen al bienestar de la gente, como, por ejemplo, en el ámbito de la salud, de la educación y de la comunicación” así como en muchos otros sectores de la actividad humana, y "hay que reconocer el papel fundamental desempeñado por la economía moderna en estos cambios, a la hora de fomentar y desarrollar los recursos inmensos de la inteligencia humana.

"Sin embargo, los objetivos logrados –aunque hayan reducido la pobreza de un gran número de personas– a menudo han llevado aparejada una amplia exclusión social". De hecho, insiste el Santo Padre, "la mayor parte de los hombres y mujeres de nuestro tiempo siguen experimentando la inseguridad cotidiana, y no raramente con consecuencias trágicas".

El Santo Padre afirma que los que trabajan en estos sectores tienen una responsabilidad precisa para con los demás, especialmente con los más frágiles, débiles y vulnerables. "Es intolerable que todavía miles de personas mueran cada día de hambre, a pesar de las grandes cantidades de alimentos disponibles y, a menudo, simplemente desperdiciados", advierte el Papa. (Publicado en Emaús) 

 

 

 

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