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Mujeres protagonistas del desarrollo agrícola del valle de Nepeña

Chimbote en Línea.- Sonrientes y tímidas caminan por el vivero más grande que tiene el caluroso distrito de Moro, a 1 hora de Chimbote en la región Áncash, su piel mestiza combina perfectamente con sus cabellos decolorados, que con la luz del sol se ven cobrizos, mientras que sus manos demuestran que ambas trabajan la tierra. Y no desde ahora, sino desde siempre.

Adela y Mercedes, mujeres de cuarenta y tres, y cuarenta y siete años, por diferentes circunstancias de la vida no culminaron sus estudios. Sin embargo, eso no les ha impedido contribuir a la agricultura del Valle de Nepeña de la forma como solo ellas saben.

Cada vez que salen a campo suben cerros, se meten entre la frondosidad de los árboles, soportan frío o calor para podar, injertar y cicatrizar las plantas. A veces cargan bolsas llenas de sustrato, a veces desplazan carretillas cargadas de plantones y llegan hasta los rincones más inhóspitos del valle para instalarlos. “El trabajo rudo, no solo lo hacen los hombres”, recalca Mercedes.

El distrito de Moro y el valle de Nepeña es la zona productora de Áncash más importante de palta y mango que genera miles de puestos de trabajo.  La región es la segunda exportadora de mango y quinta en palta a nivel nacional. De ahí la importancia del trabajo de ambas mujeres que trabajan la planta desde su etapa de germinación, instalación en campo definitivo, mantenimiento de los árboles y cosecha.

Adela, es la más reflexiva y cuenta con nostalgia que le hubiese gustado estudiar ingeniera agrónoma. Sin embargo, sus padres fallecieron cuando ella tenía 7 años y sus hermanos mayores solo la ayudaron hasta el primer grado de secundaria.  “Con todo lo que he aprendido y sé de las plantas sería de las primeras alumnas de la clase”, resalta con firmeza.

*BRECHAS SOCIALES

Según el Censo Nacional Agropecuario 2012, realizado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 28 % de las mujeres no tiene nivel alguno de educación, el 45 % solo tiene primaria y apenas 2 de cada 10 mujeres tienen educación secundaria. Una brecha que hace más difícil el trabajo de las mujeres en el campo.

Adela y Mercedes, amantes del pollo a la brasa y el cuy, ingresan a laborar a las 7 de la mañana y salen a las 4 de la tarde, pero este horario no siempre se cumple cuando tienen una jornada en el campo. Su trabajo les ha permitido conocer todos los lugares, caseríos y cerros de la subcuenca del Río Loco en el valle de Nepeña. Hay días en que deben subir a más de 3 mil metros de altura para cumplir con sus labores.

El censo del INEI también detalla que la participación de las mujeres en la actividad agropecuaria es del 30 %. Es decir, de cada 10 personas que trabajan en la zona rural, 3 son mujeres. Cifra que aumentó notoriamente respecto a años anteriores. Además, Áncash es de las regiones con mayor participación de mujeres en la actividad agropecuaria con un 35 %.  EL Censo también precisa que las mujeres conducen el 20 % de la tierra agrícola (producción de cultivos y crianza de animales).

SALUDOS DE MUJER

“Las mujeres siempre somos luchadoras y fuertes”, remarca Mercedes Benancio hoy que se celebra el Día Internacional de las Mujer. Y es que las mujeres peruanas parecen tener todo en contra, pero se las ingenian para surcar su propio camino como el arado que corta la tierra para sembrar vida. “Saludo a todas las mujeres que madrugan y trabajan por sus hijos”, dice una sonriente Adela.

Ambas transmiten serenidad y paciencia, la misma que han tenido para trabajar en una actividad dominada por hombres: la agricultura. Todos los 8 de marzo se conmemora la lucha de las mujeres por el reconocimiento y la igualdad. Hoy la labor que realizan Adela y Mercedes nos demuestra que la mujer ha tomado un rol más protagónico en la actividad agropecuaria del país. Solo es el inicio.