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Obispo de Chimbote ofrece reflexión en la fiesta de San Pedro

Chimbote en Línea.- El mes de junio es para el puerto de Chimbote el mes de San Pedrito, la cabeza del colegio apostólico y el primer testigo que el sepulcro de Cristo está vacío, porque ha resucitado. Jesús le advirtió que lo veía asediado por Satanás, pero le prometió su ayuda para que no sucumbiera y le encargó confirmar a sus hermanos en la fe. Por desgracia, solamente nos acordamos de Dios, cuando nos golpea el desastre natural o el sufrimiento del alma. Nuestra vida suele estar marcada por el materialismo, el hedonismo y la indiferencia.

¿Cómo no pedirle a San Pedrito, que sople fuerte sobre el tizón humeante y a punto de extinguirse de nuestra fe?

De igual manera que él negó a Cristo tres veces en el patio del Sumo Sacerdote cuando Cristo comparecía ante el Sanedrín, así nosotros solemos negar una y otra vez nuestra condición de creyentes y de cristianos cuando nos acosa la tentación.

La fe poco a poco va desapareciendo de nuestro puerto y la vida está marcada por un gris pragmatismo que nos hace olvidar de dónde venimos y hacia dónde vamos. Somos peregrinos que inexorablemente debemos comparecer ante Dios y ojalá que después de esta comparecencia, Él nos abra las puertas de la patria definitiva.

La vida es breve y la niebla nos suele desorientar. El espíritu del mundo se mete fácilmente en nuestro corazón, que lo hace insensible a la llamada persistente de Dios.

Su misericordia entrañable hace que siga regando la higuera, aunque sabe que ésta es estéril, Dios nos da una nueva oportunidad. Jesús resucitado junto al lago de Galilea tres veces preguntó a Pedro, ¿me amas?

La triple negación y la infidelidad del pasado quedó cancelada por la manifestación de amor del presente. De esta manera, Pedro se convierte en un símbolo de la condición humana proclive al pecado y al mismo tiempo de la humanidad redimida por la muerte y resurrección del Señor.