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María es modelo y estímulo de acción solidaria, dice obispo de Chimbote

Chimbote en Línea.- (Por: Mons. Ángel Francisco Simón Piorno) El mes de mayo, es el mes de María y el de este año tiene una significación especial: se celebra el Centenario de las Apariciones de Nuestra Señora de Fátima.

Todas las grandes confesiones cristianas veneran, con especial devoción, la figura de María. Los protestantes de la reforma, la presentan siempre como la mujer creyente, aquella que se fió más de la Palabra de Dios que de la lógica humana, que le decía que era imposible compaginar maternidad y virginidad.

La ortodoxia presenta a María como el ícono del Espíritu Santo, como la obra maestra de Dios. Los católicos, sin desconocer la visión de las Iglesias separadas, siempre hemos contemplado a María como la gran colaboradora de Jesús en la salvación del mundo.

Pues bien, en un momento de tanta destrucción, que ha dejado en la pobreza más absoluta a hermanos nuestros, María ha de ser modelo y estímulo para nuestra acción solidaria.

De igual manera que en Caná de Galilea, ella solicitó un milagro de Jesús, la conversión del agua en vino, al ver el apuro de los jóvenes esposos al terminarse un elemento imprescindible para la fiesta, así también ella como madre amorosa de sus hijos pequeños, abre nuestros ajos a una realidad lacerante, pero sobretodo, abre nuestro corazón imbuido de egoísmo, a la generosidad.

Si de verdad queremos honrar a María en este primer centenario de las apariciones de Fátima, nada mejor que venciendo la indiferencia, nos esforcemos por abrir las ventanas de nuestra alma hasta quedar impactados por el sufrimiento. La tarea que el Perú tiene por delante es inmensa.

Perder la sensibilidad ante la tragedia que viven muchos peruanos, equivaldría a la pérdida del alma que Jesús ha calificado como el mayor mal que puede vivir un ser humano. (Publicado en Mar Adentro, mayo 2017)