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Los pobres son evangelizados: III Domingo de Adviento

Chimbote en Línea (Por: Fray  Héctor Herrera) Mateo nos presenta a Juan Bautista, ha terminado como todos los profetas en la historia y en la actualidad, encarcelado por Herodes. Pronto será decapitado. Porque su voz, como hoy, los profetas que toman partido en defensa de la vida, del medioambiente, la trata de personas, por una mejor calidad de vida para los más excluidos son desaparecidos, porque resultan “molestos”. Desde la prisión envía a dos de sus discípulos a preguntarle a Jesús ¿Eres tú él que había de venir o tenemos que esperar a otro? (v. 3).

El desconcierto es grande, Jesús actúa en forma distinta. Él nos da testimonio: “Cuenten a Juan, lo que ven y oyen” (v.4). ¡Qué hermoso y profundo testimonio de una vida coherente y con sentido! Los ciegos recobran la vista. Ven mucho más allá, ven con los ojos del corazón, no son sordos, ni se dejan llevar por el ruido de este mundo, emprenden una nueva vida. Y sobre todo los pobres reciben una buena noticia. Ellos son hijos e hijas de un mismo Padre Dios, que nos habla con ternura y compasión. Las palabras del profeta Is. 35,6, se han hecho realidad en su persona y en su misión. Él ha venido para fortalecer las manos débiles y robustecer las rodillas vacilantes. Ya no hay que tener temor, sino alegría. Porque la salvación está cerca.

Jesús elige un nuevo estilo de vida de alegría, esperanza, con esa multitud de pobres que cambian su vida y se unen a Jesús en la misión de liberar al ser humano de toda esclavitud de pecado que nos desintegra.

Nos convoca a una nueva realidad: vivir la solidaridad evangélica: ¡Dichoso el que no se escandalice de mí! (v.6). Es la misión de todo cristiano optar radicalmente por Cristo y realizar la misión de Jesús en medio de un pueblo sediento de justicia y una nueva vida. Porque El optó por el excluido y porque su proyecto de amor no es aceptado por quienes odian la vida, la libertad, la verdad y la justicia, lo asesinaron.

El Papa Francisco nos recuerda: “abramos nuestros ojos al prójimo, especialmente al hermano olvidado y excluido. Hacia allí apunta la lupa de la Iglesia. Nuestra madre la Iglesia mira “a toda la humanidad que sufre y que llora; ésta le pertenece por derecho evangélico” (Pablo VI, 29.9.63). Por derecho y también por deber evangélico, porque nuestra tarea consiste en cuidar de la verdadera riqueza que son los pobres” (Homilía Francisco en el Jubileo de los excluidos 13.11.2016)

Jesús alaba a Juan Bautista por su coherencia de vida, su humildad y pobreza, por su actitud profética de denuncia de la injusticia y el anuncio del reino que está en el corazón de quien quiere acoger a Jesús. ¿Quiénes se oponen al proyecto de Jesús?
Los violentos que mantienen situaciones injustas, no les importa si quitan la vida y persiguen a todo aquel que en el nombre de Jesús predique y opte por el reino de Dios, abriendo el corazón y la mente, practicando la justicia de Dios como base del amor y de la paz entre los seres humanos.

Hoy es domingo de alegría, el Señor está cerca. Un 12 de diciembre de 1510, Dios eligió a un pobre indio Juan Diego, para ser el mensajero de María, su madre. Por ella fue posible la evangelización de México y de América Latina, porque en María confluyeron todas las sangres de los excluidos para ser tratados con cariño y compasión. Que vivamos y practiquemos la Palabra viva que es Cristo en toda nuestra vida. (DOMINGO III ADVIENTO. CICLO A. D. MT. 11,2-11)