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Memorias de la parroquia San José Obrero: 50 años

Chimbote en Línea (Por: fray Héctor Herrera OP) La parroquia San José Obrero  se fundó el 1 de mayo de 1965 por los Padres Dominicos de la Provincia de San José de New York. En el año 1969 toqué las puertas de la Parroquia. Me recibió fray Agustín Evans OP, joven sacerdote dinámico y me invitó a participar en la catequesis de la escuela de primaria, hoy República Peruana. Conocí a otros dominicos como Lino Dolan, Teodoro Breslin y Juan Farren.

Conocí el CAS (Centro de Acción Social) donde hacían trabajo de la Escuela de Catequesis fray Martin Egan, las hermanas Catalina Allen y Edwina y los sacerdotes William Mc Intire, P. David de Santa Cruz y fray Enrique Camacho. Me impresionaba el trabajo. Sobre todo la cercanía de fray Agustín a la gente. A todas las familias de Laderas del Norte, las conocía. Se interesaba mucho por el proyecto de los jóvenes. Hacían paseos,  la visita de los reyes magos. Tenía un don muy especial. A todos llamaba hermano. Fui aprendiendo como todo joven ese dinamismo y ese impulso misionero. Vine a pasar unos días y luego a vivir con ellos la experiencia de la vocación dominicana.

El 31 de mayo de 1970 el terremoto destruyó todo. La Prelatura de Chimbote, liderada por Mons. Carlos Santiago Burke OP tomó el control de la distribución de alimentos con trabajo, para reconstruir el pueblo. Todo había quedado destruido. Había un fuerte espíritu de solidaridad, acompañamiento y trabajo. Conocí una Iglesia muy cercana y solidaria. Todos apuntaban a salir adelante en hacer realidad los valores del evangelio de Jesús.

Repuestos de aquella crisis profunda para toda la Iglesia se inicia la cooperativa San José Obrero, con trabajos de infraestructura para levantar la moral de los pueblos. Se inicia la también la cooperativa Áncash, el mercado cooperativo y panadería en Santa. Además el Colegio de Educación Especial, sueño del gran Agustín.

Crecí en medio de un espíritu retador. Me hice dominico. Y toda la Iglesia chimbotana participó en mi profesión religiosa el 7 de abril de 1973 en la pequeña capilla de la parroquia, que hoy es el salón parroquial. Desde el inicio de mi vocación dominicana, crecí junto con otros jóvenes. Me ordené de diácono. Serví allí y luego como sacerdote durante 18 años. Toda mi vida desde estudiante estaba ligada a la formación de cursos de iniciación cristiana y preparación para la confirmación y preparación para el matrimonio.

Se formó la JEC (Juventud Estudiantil Católica), grupos de teatro, de música, periódico mural. Existía ya “Pido la Palabra”. Había una unidad entre todo el clero. La Iglesia acompañaba todo el compromiso del pueblo por una vida mejor y por la defensa de sus derechos como personas.

Nacieron, en 1970, los pueblos Dos de Junio y la urbanización Los Pinos. Puedo decir  que conocía a la gran mayoría de los que éramos jóvenes y adultos. La comunidad parroquial era el lugar del encuentro de las personas para reflexionar la fe y para compartir su compromiso en el seno del hogar, a través de la catequesis familiar. Acompañados por el querido fray Bernardo Smith, desde 1978. Con él fui descubriendo nuevos horizontes y era su Vicario durante mucho tiempo. Hemos pasado 18 años compartiendo la fe, la alegría y la esperanza. Guardo lindos recuerdos de él, como padre y pastor. Lo mismo la vivencia con fray Eduardo Ferrick.

Cultivé y valoré mi sacerdocio y mi vida religiosa dominicana. Todos nos sentábamos juntos a la mesa de la Palabra, de la Eucaristía y para compartir el pan. Bromeábamos. Compartíamos el trabajo, nuestras aspiraciones de estudio para servir mejor a la gente. Y desde 1977 me entregué a mi labor de profesor y de comunicador en CINCOS (Centro de Intercomunicación Social de la Prelatura de Chimbote), luego fundé CECOPROS el 1 de setiembre de 1990. Nos esforzamos por la educación de niños y jóvenes con la creación de la biblioteca parroquial.

Celebrar 50 años de esta querida parroquia San José Obrero, es traer a la memoria de tantas personas jóvenes, adultos, frailes, religiosas dominicas que aportaron con su vida y entrega lo que es predicar y testimoniar a Jesús Resucitado.
Que San José el varón fiel y prudente, bendiga a toda la comunidad, para que el pastoreo al pueblo de Dios que desde 1995, es conducida por el clero diocesano, siga siendo testigo del evangelio de la vida y de la verdad. (Publicado en Mar Adentro)