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La noche mágica, de Sixtilio Rojas Gamboa

Chimbote en Línea (Por: Ricardo Ayllón) Artista plástico y escritor, Sixtilio Rojas Gamboa (natural de Otuzco, La Libertad, pero de larga residencia en la provincia Del Santa) ha incursionado en literatura a través de dos de sus principales géneros: la poesía y la narrativa. En el primero, fue ganador de la Primera Bienal de Poesía Popular convocada por la Universidad Nacional del Santa, con el poemario “Pelícano paisano”; mientras que en narrativa entregó el opúsculo “María en el puerto”, compuesto por un solo cuento que es el que da nombre a la publicación.

Aunque no hay que olvidar su aparición en antologías y muestras narrativas regionales como “Literatura de Otuzco: las letras en mi comarca y en mi provincia”, “Arenas del sur. Imagen del cuento neochimbotano” o “Reflejos y sombras. Antología de cuentos Grupo Literario Isla Blanca”. Tras este antecedente creativo, Rojas Gamboa llega ahora con “La noche mágica” (Isla Blanca, 2014), reunión de siete cuentos de múltiple factura.

Decimos esto porque, no obstante la insistencia en una anecdótica básicamente localista, su proyección temática y de estilo es diversa: están presentes el aporte fantástico (“Gaviotín de pico rojo”), el irónico-realista (“Encanto de ruta”), los de soporte costumbrista y halo misterioso (“Ayudando a buen morir”, “Loco Cochique” y “La chicha de don Andrés”), y los basados en creencias populares (“El hombre de la ventana” y “María en el puerto”).

En su mayoría lineales y de una expresión simple, estos cuentos logran atrapar precisamente por su llaneza lingüística y la espontaneidad de los argumentos. Todos tienen un desarrollo rápido, sin ambages, donde la elección del tipo de narrador (en primera o en tercera persona) parece ser la más conveniente para la brevedad que muestran.

Y pese a que el hilo conductor aparenta llevarnos por desenlaces lógicos o advertidos, colisiona en su mayoría con lo sorpresivo y lo enigmático, ayudando para tales casos el misterio que encierran las leyendas locales.

El rescate de la tradición oral es por eso lo mejor del libro, pues se concreta en el plano netamente realista y dramático (“Ayudando a buen morir”), en los enigmas del legado prehispánico (“La chicha de don Andrés” y “El hombre de la ventana”) y en la acertada dosificación de lo mágico y lo real, como ocurre en “María en el puerto”, el mejor cuento del conjunto, y el más extenso por cierto.

Vale anotar, sin embargo, los deslices en el acabado técnico y gramatical, sobre todo en el manejo de los tiempos narrativos, en el uso de los géneros (masculino y femenino) y en la construcción de algunas oraciones; todo lo cual ciertamente dificulta la lectura.

Salvando tales dificultades y decidiéndose a superar la sobriedad técnica y expresiva, Rojas Gamboa obtendrá sin duda mejores resultados.