Chimbote en Línea (Por: Mons. Angel Francisco Simón Piorno) Los Obispos del Perú, considerando cuán grande es el arraigo en nuestra Patria de la imagen del Señor de los Milagros, ha visto por conveniente declarar el mes de Octubre como mes penitencial, mes de la Cuaresma de los peruanos. Efectivamente son numerosísimas las personas que durante este mes se acercan al Sacramento de la Reconciliación y participan en la Eucaristía.

Jesús nos había dicho: “cuando el Hijo del hombre sea levantado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí” y las palabras proféticas que El pronunció se cumplen a cabalidad: “mirarán al que traspasaron”.

Cristo crucificado nos invita a contemplarlo. Para acogernos, se presenta con los brazos abiertos y, si nos acechase la duda, de su amor, podemos a través de la herida del costado, acercarnos a su corazón. Mirar cómo late, debilita la fuerza del pecado y nos inicia en una vida diferente. Este es el milagro que puede producirse durante el mes morado.

Le pido insistentemente al Señor, que, al menos en octubre, desaparezcan los enconos y los resentimientos que nos distancian. Él puede hacer que nuestros ojos sean de hermano para ver en el otro el rostro de su presencia escondida.
No nos preocupemos tanto en acompañarlo en las largas procesiones, como en cambiar nuestra vida, con la oración, con el ayuno y con la limosna.

Octubre ha de ser ese tiempo en el que descubrimos que no somos nosotros la compañía de Jesús, sino que es Cristo, el compañero que hace el camino de la vida con cada uno de nosotros, sus pequeños hermanos.

(Publicado en Mar Adentro, octubre 2014)