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Promesa de presencia viva (VI Domingo de Pascua)

Chimbote en Línea (Por: Fray Héctor Herrera) El evangelio de Juan 14,15-21, nos dice que Jesús no nos deja solos, ya no va a estar físicamente, pero su presencia será de una manera nueva. Nos da esperanza: “Si me aman, cumplirán mis mandamientos; y yo pediré al Padre que les envié otro defensor que estará siempre con ustedes: el espíritu de la verdad, que el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce” (vv. 15-17)

Jesús nos promete el espíritu, que nos hace entrar en comunión de unos con otros: “El espíritu Santo, que el Padre nos regala, nos identifica con Jesús camino, abriéndonos al misterio de salvación para que seamos hijos suyos y hermanos unos de otros: nos identifica con Jesús verdad, enseñándonos a renunciar a nuestras mentiras y propias ambiciones, y nos identifica con Jesús vida permitiéndonos abrazar su plan de amor y entregarnos para que otros “tengan vida en Él” (D.A. 137)

Aceptar a Jesús, porque hemos creído en el, es amarlo y amarnos los unos a los otros, como él nos ama. Su presencia nos anima. Su espíritu va fortalecer a esa comunidad: la iglesia. Ira camino al padre, por medio de su muerte en la cruz y su resurrección.

El espíritu continuara la obra de Jesús, une a la comunidad, para darnos fortaleza frente a la persecución. Así lo sintió la primera comunidad cristiana. Esteban fue muerto por dar testimonio de Jesús.

Felipe huye y predica en Samaria, quebrando el poder religioso de los soberbios judíos que despreciaban a los samaritanos. Y la iglesia apostólica ha comenzado su misión con el martirio de Esteban y la predicación de Felipe en medio de un pueblo despreciado (Hech 8,5-8.14-17)

“Quien recibe y cumple mis mandamientos, ese sí que me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él” (v. 21). Jesús se refiere a los mandamientos no como un conjunto de normas, sino a sus enseñanzas, a su Palabra. Porque el que cree ama y está en él, como él está en el Padre, y el espíritu nos lleva a la comunión.

Pedro nos habla que hay que dar razón de nuestra esperanza (1 Pe. 3,15-18) como seguidores de Jesús. Hemos recibido el espíritu de la verdad. Frente a las incomprensiones en proclamar la palabra de Dios, no debemos temer. Una comunidad que vive el espíritu de Jesús, que ora y se desafía a la misión en medio de la persecución o intolerancia, vivirá de la fuerza del espíritu que habita entre nosotros.

Él nos hace descubrir a ese Padre bueno y misericordioso que quiere que la obra manifestada en su hijo Jesús, sea el centro de unidad, de solidaridad, de fe que algo nuevo va naciendo, cuando los cristianos actuamos con la libertad del espíritu de Dios para hacer de este mundo, un mundo más fraterno y sensible a los excluidos, para incluirlos con amor y respeto como hijos de un mismo Padre.

VI DOMINGO DE PASCUA. CICLO A.D. 23.05.2014. JN 14,15-21