Chimbote en Línea (Por: Lucas Tarazona) El poder es la fuerza transformadora para bien o para mal. Solo depende de cómo se gestione y hacia qué dirección lo orientamos. Es muy conocida la historia que vivimos en Áncash, un poder político que se embriagó de poder.

Hoy lamentamos las consecuencias que en su oportunidad muchos defendían y pocos entendían. ¿Es acaso el poder algo que ciega y no deja avanzar y crecer? Aparentemente sí, pero hay algo que poco se conoce.

El primer poder que debemos gestionar es nuestro propio poder personal, que muchas veces hemos dejado sin control y sin rumbo.

Cuando eso ocurre, ese poder nos gobierna deliberadamente; y más cuando sumamos el poder que genera el ocupar un cargo público. Esto puede destruirnos y destruir el entorno donde nos desempeñamos; pues si no se controla el personal,  menos se podrá controlar el poder que  da el cargo.

El poder personal se controla y se gestiona mediante los principios y valores que tengas. La ética y la moral, juegan un papel vital para mantener la dignidad humana. Los actos simples de la vida muestran si tienen estos ingredientes en su vida diaria, aunque a veces dejamos pasar como parte de las conductas humanas, es entonces que luego lamentamos cuando el problema es un mayor.

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