Viajeros en el tiempo, desaparecidos por siempre

Chimbote en Línea (Por: Víctor Pasco)  Todos hemos tenido un buen amigo o amiga en algún momento. Todos hemos confiado nuestros más terribles secretos y vivido momentos agradables con otra persona, a veces más de una, a veces un amigo para cada locura. Pero siempre sobre sale uno, ese en el que ahora mismo podrías llamar y no importaría si está libre u ocupado, se daría un tiempo para verte.

Hoy desperté con los últimos segundos de un sueño extraño. La que fue mi mejor amiga durante muchos, muchos años, estaba sentada en una mesa rectangular conmigo y sus demás amigos, gente que fui conociendo poco a poco y me agradaron en su momento, pero ya no tengo contacto con ninguno de ellos.

En fin, ella estaba ahí, la recuerdo como la última vez que la vi, de eso ya han pasado algunos meses. Ella se quejaba de mí, decía que he cambiado y ya no le prestaba atención como antes.

Le refuté que no y ella se puso a tararear una canción que yo supe de inmediato tenía la obligación de conocer, de saber el nombre o al menos un parte de ella. Pero no la recordaba, no podía recordar nada sobre la canción, mi mente estaba en blanco. Una de sus amigas me hizo un gesto y me codeó, lamentablemente no pude recordar el nombre de aquella canción y me sentí fatal.

Ella se paró y comenzó a salir del lugar donde estábamos, fue muy triste verla irse así. Había fallado como amigo. La seguí, fue inútil, ella me pedía que recordase algo sobre esa canción y me reclamaba no ser el mismo.

Agaché la cabeza y caí en cuenta de que sí, de que yo ya no era el mismo, todo lo que ha pasado en estos últimos meses o semanas me ha dado una visión diferente de la vida, sin embargo esperaba que la gente que anduvo conmigo antes lo entienda y pueda seguir andando conmigo. Es una lástima que no pueda ser así.

El sueño termina con nosotros perdiéndonos en una ciudad en la que no recuerdo haber estado jamás. Caminos de piedra, ambulantes con recuerdos para turistas y toda una especie de feria.

Desperté y me sentí fatal. Los sueños de esa naturaleza suelen dejarme mal al despertar. Quise saber de ella y recordé que ya no tengo su número, le dejaría un mensaje en Facebook pero siento mucho pudor con respecto a ello, siento que hay cosas que son mejor dejarlas ahí.

Tal vez, algún día muy pronto, me comunique con ella. Ya no falta nada para su cumpleaños. ¿Dónde estará ella? ¿Qué habrá sido de su vida? Sé que es feliz por lo último que supe de ella… hay personas que no queremos dejar ir… mas, nos perdemos, nos quedamos atrás o adelantamos mucho y luego… uno nunca sabe dónde va a terminar.

Y como rara coincidencia ayer vi a quien fuera mi mejor amigo del colegio durante varios años. Nos miramos y pasamos de largo, creo que él no me reconoció y yo prefería mirar a otro lado y no decir nada. Pensé que era mejor así.

A veces simplemente no quiero tocar el pasado, las cosas ya están bien como están y siento que si muevo alguna pieza todo puede tambalearse nuevamente. Y yo no quiero eso, ya no deseo pasar por esas cosas otra vez, no lo soportaría.

Ahora pienso fríamente en las cosas y trato de aferrarme a los pocos y buenos amigos que tengo ahora. No quiero perder más personas, no quiero despertarme en tres años y pensar que he dejado a alguien más de lado. No podría cargar con un desaparecido o una desaparecida más en mi conciencia. 

Mi mejor amigo de estos últimos tres años, aunque hemos vivido juntos veintidós años, me necesita ahora, los días se le van como meses, los meses como años.

Lo veo fijamente y siento que se me va de las manos. Ya no lo contemplo solamente como a un padre, como a una figura de hierro en medio de una plaza que debes admirar e idealizar. Lo observo como a un ser humano también, como alguien real que siempre ha estado aquí, a pesar de todo siempre ha estado aquí.

Pienso que despertaré un día y él ya no estará aquí. Así es como es la vida me dicen, es la secuencia lógica. Pero yo me aferro a él.

Él no sabe que yo voy a su habitación por las noches solo para oírlo respirar, que no duermo si no oigo sus ronquitos. Él no sabe de estas palabras ni de cuánto afecto siento por él, nunca nos lo hemos dicho, tal vez cuando lo descubra ya sea demasiado tarde, aunque nunca lo es…aunque nunca lo es…

Comentarios

Comentar